Por Alejandro Matiz.-
Ciclismo Internacional.-
Julian Alaphilippe (Deceuninck-Quick Step) reinó en el caos de Landerneau, rematando una maravillosa faena de su escuadra y acudiendo a su gran capacidad de análisis de carrera, virtud la cual modificó los planes iniciales, pero que al final, fue determinante para este nuevo éxito del francés en la gran vuelta de su nación.
“Controlamos la carrera todo el día, mis compañeros hicieron un gran trabajo”, agradeció el campeón del mundo a sus coequiperos que lo mantuvieron a salvo en todo momento, incluso cuando la ya famosa aficionado mandó al suelo a todo el pelotón por querer salir en cámaras con una pancarta, “Quedé atascado en ese choque, pero pude reincorporarme rápidamente sin desesperarme demasiado”.
Desde el bus, tenían clara la estrategia: Ritmo alto, eliminación de los más veloces y remate con aceleración. Funcionó a la perfección. “Al final todavía tenía que rematar. Sabía que tenía que hacer la subida difícil para eliminar a los velocistas. Cuando Dries (Devenyns) comenzó, hice lo máximo para mantener la brecha lo más amplia posible”, explicó ‘Loulou’ quien a 2.3 km dio su arranque en una clara muestra de superioridad.
La idea inicial no era partir de tan lejos, sin embargo, el portador del arcoíris vio un hueco y supo que era mejor mover ficha. “No estaba planeado arrancar de lejos, pero vi que tenía un hueco y pensé: los demás ahora también deben estar con lo justo”, reveló siendo entonces un olfateo de debilidad de sus contrincantes, el que lo motivó a ejecutar esa ofensiva, que pintaba perfecta por las circunstancias. “Era el escenario que había soñado”.
El triunfo parcial trajo consigo mismo el maillot amarillo de líder, que seguramente buscará retener el máximo tiempo posible. La cantidad de días que lo conserve, es desconocida. Lo único de lo que hay certeza es que tuvo un inicio de Tour soñado, cumpliendo la meta de al menos llevarse una etapa y hacerlo a modo de exhibición. Clase y piernas le sobran al francés.
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