El lanzador Zach Greinke está ocupando todos los titulares del mundo beisbolístico con su racha de ceros de manera consecutiva, convirtiéndose en el Cuchillo de los Dodgers.
Greinke es un lanzador de alcurnia que ha estado a la sombra del pitcher mejor pagado del negocio, el sin par Clayton Kershaw, quien ha sido el ganador del Cy Young de la Liga Nacional tres de los últimos cuatro años, opacando la gran labor de su flanqueador Greinke (como si fuera el segundo en una escudería de Fórmula Uno).
La temporada por debajo de Kershaw, buena para cualquier otro (7-6 2.68, 1.60 ERA en las últimas siete aperturas) ha coincidido con el espectacular desempeño del derecho, quien ha lanzado 43.2 entradas sin permitir anotaciones.
Greinke se está acercando al record del también Dodger, Orel Hershisher, quien impuso la marca de 59.0 entradas sin permitir anotaciones en la temporada de 1988, precisamente año del último campeonato de los Esquivadores de los Ángeles.
La racha de Greinke de ceros consecutivos inició el 18 de junio, lanzando en seis aperturas sin permitir anotaciones. En esas 43.2 entradas apenas ha permitido 18 hits, 4 transferencias y 42 ponches. Su promedio de carreras limpias (1.30) es el más bajo a la fecha del 19 de julio desde el 1.06 de Bob Gibson en 1968.
El diestro es el tipo de lanzador batallador, un guerrero. Ha sido tal su labor de flanqueador de Kershaw que es uno de los lanzadores mejores pagados del negocio (147 millones de dólares por seis años, 2013-18) y pocos lo toman en cuenta, pues todos los titulares durante los últimos cuatro años habían girado alrededor del laureado zurdo, salvo por el escandaloso pleito con Carlos Quentin en abril del 2013, terminando Greinke con una clavícula fracturada.
Zach Greinke es un jugador de prosapia, a lo largo de su carrera ha conseguido 132 triunfos, ganando el Premio Cy Young de la Liga Americana en el 2009 (16-8 2.16 con Kansas).
La próxima salida del Cuchillo de los Dodgers será el viernes ante los Metros en New York. Qué bueno que no será un juego en la costa para sentarnos a disfrutar del espléndido trabajo de este coloso de la lomita.
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