El británico Simon Yates (Bike Exchange) figura entre los favoritos en el Giro de Italia 2021. |
Por Alejandro Matiz.-
Sentó el precedente de ser el corredor más fuerte entre los candidatos para el Giro en el recién culminado Tour de los Alpes, e incluso, el de convertirse en el máximo favorito para la cita italiana. Pero a día de hoy, con todo y su sobresaliente temporada, Simon Yates no se encuentra como el primero en la lista de predilección para la ‘Corsa Rosa’ por una imagen que él mismo ha construido en carrera, la cual evoca más incógnitas que claridades.
Estamos hablando de un deportista muy virtuoso, de un escalador que da gusto ver por su osadía, derroche de energía y superioridad cuando está en forma. Aunque con un desperfecto que es traicionero para los esfuerzos de fondo que involucran las grandes vueltas: la irregularidad.
No tiene punto medio. O anda sobrado o va reventado. Y ese es el problema, que algunas veces ha estallado. Es un ciclista que por esa propia filosofía vistosa de correr no tiene derecho a un día malo, porque lo elimina de cualquier opción de victoria. Muy frágil en estado de debilidad. En certámenes de tres semanas es clave ser contundente cuando hay buenas piernas y mesurado para limitar pérdidas en ausencia de fuerzas. Yates tiene lo primero, lo segundo, no.
Todas sus asistencias a la contienda por la Maglia Rosa así lo exponen. El recordado 2018, en el que los primeros 15 días les dio un repaso a distintos trepadores de entidad, para a la postre hundirse en el remate de la competencia. La campaña siguiente tuvo un desempeño opaco, donde abundaron más las carencias en su tanque. Y el atípico año de la pandemia mediante una pájara en la primera exigencia montañosa que lo marginó de la conversación antes de que el coronavirus lo sacara definitivamente de la prueba.
Simon se ha alardeado de esa inconstancia a lo largo de todo este tiempo. Repite la historia una y otra vez: ilusiona por su dominio en competiciones preparatorias y de menor duración, llega al gran objetivo y se funde. Es una cronología casi que calcada, que debe apuntar a una misma dirección, la de no posicionarlo en la cumbre de favoritismo para este tipo de ejercicios.
¿Pero no que ganó una Vuelta a España? Sí, y venció muy bien. Sin embargo, se suponía que dicha ronda ibérica significaba el aprendizaje de la dolorosa lección del Giro que meses atrás había perdido. Sigue cayendo en las mismas falencias, montado en esa montaña rusa de nivel, subiendo y bajando a cada rato. El de la camiseta roja es ya un antecedente lejano. Algunos pueden decir que está a tiempo para corregir y mejorar, una afirmación verídica, pese a que a su vez es contradictoria ante el largo periodo de tiempo del que ha gozado para trabajar sobre ese defecto.
Es más, hay otro ítem válido para agregar en el tópico en cuestión: la obsesión que el británico ha instalado con la carrera itálica. Así como muchos pedalistas (Romain Bardet, Nairo Quintana o Mikel Landa, por ejemplo) intentan apoderarse de la primera plaza del Tour de Francia en cada edición posible, el oriundo de Bury ha realizado similar labor en Italia.
La de este 2021 es su cuarta participación consecutiva, y no es idóneo perseguir de tal manera una sola meta. La saturación de encerrarse en un mismo ambiente competitivo y la frustración por fracasar seguidamente en el intento, alterando la mente del rutero. Llega un momento en el que por más ahínco, vigor y sacrificio que se empleen para lograrlo, las cosas no se dan y es porque el cuerpo está clamando por un respiro, enfocarse en otros deseos y tras cierto tiempo volver a probar. Perfectamente ese aspecto puede jugarle en contra a la estrella del BikeExchange.
Su agresividad y atrevimiento en la bici, destacados al principio del escrito encajan idealmente para desordenar la cita. El día que ostente buenas sensaciones tendrá la capacidad de romper la armonía, porque Simon se hace inalcanzable cuando saborea la excesiva potencia. No obstante, tampoco tendría que generar una notoria preocupación en sus oponentes pues, así como un día les puede sacar dos minutos, al otro les puede ceder cinco.
Tiene una calidad admirable y personalmente deseo que halle los vatios y el combustible para rendir como él quiere, pues queda claro que cuando dispone de ello, saca a relucir su ideario atacante y desnuda la blandura de sus adversarios, haciendo así más atractivo este Giro. Pero hasta que no demuestre manejar esos elementos tan indispensables de regularidad y suficiencia para no reventar en la flaqueza, a Yates no lo tendré para ganar esta 104.ª edición.
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