El esloveno volvió, por segunda ocasión consecutiva, a subir al podio en París. (Foto: Fuente Externa) |
Por Alejandro Matiz.-
Ciclismo Internacional.-
Como un caníbal se comportó Tadej Pogacar a lo largo de todo este Tour de Francia. Cada aire de superioridad, cada buena sensación era motivo suficiente para mover el árbol y dar espectáculo, hasta el punto de arrasar en ciertas jornadas, recordando a las actitudes de los grandes dominadores que ha tenido esta carrera. Él no se cree igual a ellos, defiende un estilo propio e inculcado por su personalidad, más que por influencia de otros.
“Estar aquí en los Campos Elíseos de nuevo de amarillo con mi equipo es una locura. Hemos disfrutado de la etapa de hoy, charlando con los compañeros del pelotón”, abrió un satisfecho Tadej tras conquistar con categoría su segunda clasificación general de esta gran vuelta.
“No puedo expresar lo feliz que me siento, con todas las personas que me rodean… es otro nivel”, añadió.
No evoca este título tantas emociones nostálgicas como el año pasado, más bien tienen otra tonalidad que aún no se puede describir.
“Este año no voy a llorar. El año pasado las sensaciones fueron diferentes, increíbles, muy fuertes. Esta vez también son indescriptibles, pero distintas”, confesó un ‘Pogi’ que aunque no tenga necesidad de derramar lágrimas, está en su absoluto derecho de sentir gran felicidad ante lo conseguido.
“¿Que si soy el nuevo Eddy Merckx? No me gusta compararme con otros ciclistas. Cada corredor tiene su propio estilo y personalidad; cada corredor es único. Quiero seguir disfrutando de la vida, trabajar duro, adorar el ciclismo como lo hago. Eso es lo más importante para mí”, sumó asimismo Pogacar, que al no gustar de esos ejercicios comparativos prefiere seguir su propio curso, con sus ideas, filosofía y una doctrina que ojalá por el bien del espectáculo, siga siendo la de jugar al ataque, independientemente de la situación.
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