Por Guillermo Ortiz.-
Ciclismo Internacional.-
Nairo Quintana no ha tenido suerte en su carrera. O, más bien, no ha tenido suerte con los medios de comunicación ni con los aficionados futboleros. El hecho de que consiguiera grandes resultados siendo tan joven y luego dejara de conseguirlos ante el dominio brutal del equipo Sky no le ha ayudado. No es raro que el nombre de Quintana se asocie a adjetivos como "perdedor", especialmente en España, y que sus actuaciones provoquen algunas burlas. Por ejemplo, cómo no, cuando saca el codo a pasear para pedir relevo incluso a una motocicleta de la organización.
La broma llegó ayer incluso al plató de Televisión Española, cuando, efectivamente, Quintana pidió a una de las motos que pasara adelante y le dejara tranquilo y lo hizo moviendo el codo hacia delante. La historia del codo de Quintana viene de lejos y le asocia a un corredor conservador, que regatea esfuerzos, que no se arriesga a tomar el mando de la carrera... Es una sensación demasiado arraigada entre la afición y, por lo que se ve, entre los más populares comentaristas. Sin embargo, es una sensación injusta. Quintana dejó de ser un corredor explosivo hace tiempo, de ahí que a los pocos metros mire hacia atrás después de un ataque o que, efectivamente, pida el relevo con demasiada premura. Ahora bien, de conservador no tiene nada. Y de perdedor, menos.
Hagamos un repaso a la carrera de Quintana para hacernos una idea de lo que ha sido: Nairo saltó a la fama en 2013, con 23 años, cuando quedó segundo en el primer Tour que ganó Chris Froome, el segundo de la estructura Sky, que dominaría también cinco de las seis siguientes ediciones. Aquel año, por cierto, no solo subió al podium, algo que no hacía un colombiano desde 1988, cuando lo logró Fabio Parra, sino que se llevó el premio al rey de la montaña, algo que ayer Perico Delgado obvió durante toda la retransmisión cuando le pedía que cediera el triunfo de etapa a su compañero Sergio Higuita. Más allá del Tour, ganó Burgos y País Vasco, dos de las carreras más duras del calendario español y todo el mundo vio en él al gran dominador de la siguiente década.
Solo que Nairo no era un dominador. Era un campeón, que no es exactamente lo mismo pero que es más que suficiente. Campeón del Giro en 2014 y de la Vuelta en 2016, por ejemplo. De nuevo segundo en el Tour en 2015. Súmenle una Tirreno Adriático, un Tour de Romandía y así sucesivamente hasta que se hizo obvio que Quintana se había estancado y que nunca volvería a superar al equipo Sky. Llovieron las críticas y se agrió el carácter... pero eso no quiere decir que Nairo dejara de intentarlo. En 2018 y 2019, incapaz de seguir a los mejores en la general, Quintana se lanzó a dos victorias de prestigio en el Tour tras largas escapadas. En Valloire 2019 llegó en solitario con un minuto y medio de ventaja sobre Romain Bardet, el siguiente compañero de fuga. En 2018, subiendo el Col du Portet, había hecho algo parecido con Dan Martin.
Nairo no solo ha ganado cuando ya no era uno de los favoritos sino que ha ganado a grandes corredores en grandes escenarios. Aún recordamos aquella etapa de la Vuelta 2019 en la que se escapó en el llano tras un corte camino a Calpe y acabó vestido de rojo días después en Andorra. Todo esto no queda tan lejos. Hablamos de los meses inmediatamente anteriores a la pandemia. Incluso el año pasado, antes del parón, fue capaz de ganar una etapa en la París-Niza y llevarse el prestigioso Tour de los Alpes. Ya no tiene 23 años sino 31, pero al menos lo sigue intentando. La etapa de ayer fue otro ejemplo.
¿Y qué pasó en la etapa de ayer? Lo mismo que en la de antes de ayer: que Quintana se las apañó para colarse en la fuga y para aguantar hasta el último puerto. Lo que pasa es que Teuns fue mejor el sábado y O´Connor fue mucho mejor el domingo. Esas cosas pasan. Ahora bien, dentro de sus posibilidades, el colombiano se niega a pasar desapercibido. El martes saldrá con el maillot de la montaña que tanto popularizó en Colombia su compatriota Lucho Herrera durante los años ochenta. Que un corredor así, con ese palmarés y esa valentía, sea objeto de mofa constante es difícil de entender. Que lo sea incluso en televisión, donde a gritos se pide un "meme" del movimiento de codo para dejar pasar a una moto, es ridículo.
Quintana ya no va a volver a ganar una gran vuelta, eso es obvio. Su palmarés en los últimos cinco años no está a la altura de lo que vimos los tres anteriores. Y, aun así, no está arrastrándose por la carretera, sigue luchando, sigue intentándolo y no descartemos que lo acabe consiguiendo. Cuando hablamos de él como un "perdedor" recordemos un par de datos: ¿saben cuántos corredores españoles han ganado Giro y Vuelta y han sido segundos en el Tour? Solo uno: Alberto Contador. ¿Saben cuántos han ganado dos grandes y han sido segundos en una tercera? Alberto Contador y Miguel Induráin. Punto. No es mala compañía la de Nairo Quintana. Quizá solo por eso merecería más respeto. (Fuente: Yahoo.es)
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