Por Alejandro Matiz.-
Ciclismo Internacional.-
En el Mont Ventoux se contemplaron las primeras fisuras del líder del Tour de Francia, Tadej Pogacar. El esloveno se vio en aprietos tras un cambio de ritmo de Jonas Vingegaard, que superó sus capacidades, obligándolo a rezagarse en las rampas pirenaicas. En declaraciones, reconoció que el danés lo sacó de punto, aunque desarrolló una buena labor con los latinoamericanos Rigoberto Urán y Richard Carapaz para darle alcance en el descenso.
“El ritmo fue muy alto durante la segunda subida al Mont Ventoux. En los kilómetros finales, Vingegaard atacó y simplemente no pude seguirle”, reconoció ‘Pogi’ quien claramente sufrió ante el trepidante paso de la joven revelación del Jumbo-Visma. “Su ritmo era demasiado alto para mí y exploté un poco”.
No obstante, la serenidad y cruce de intereses fueron benévolos para apagar el incendio en el tramo de bajada. “Sabía que tenía que mantenerme tranquilo y encontrar mi propio ritmo. Estábamos cerca de la cima cuando me descolgó, y sabía que el descenso era un buen terreno para atraparle”, apuntó la estrella del Emirates, quien luego en cooperación con otros contrincantes llegó a la altura de Jonas.
“Uní fuerzas con Urán y Carapaz para salvar los muebles. Después de todo, ha sido un buen día”, destacó quien se mantuvo por un día más al comando de la tabla general.
No le sorprende la presentación de Vingegaard, puesto que en el presente curso ha dado vistos de su talento cuesta arriba y el poder que puede ostentar frente a pedalistas de superior nivel.
“Ya sabíamos, por lo que habíamos visto este año, que él puede ser uno de los mejores escaladores de esta década. No estoy sorprendido de lo que ha hecho hoy: es un corredorazo”, elogió Pogacar, consciente de que deberá mantener una vigilancia más estricta en quien porta (prestada) la camiseta blanca de mejor joven, ya que así como hoy, en cualquier otro parcial, puede volverlo a hacer pasar penurias.
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