Por Carlos Arribas (El País).-
CHAMBÉRY, Francia.- Nunca en todos sus Tours había tenido un día tan malo Alberto Contador, que cedió más de cuatro minutos a los mejores en la meta de Chambéry. Aguantó con el grupo de los elegidos en los dos primeros “hors catégorie” de la jornada, los matadores Biche y Gran Colombier. El primero lo pasó sin problemas. Y se sentía tan bien que envió por delante a sus dos mejores montañeros, Mollema y Pantano, pensando en que iba a atacar al final. “El día de Les Rousses me tuve que frenar para no atacar”, dijo. “Así que estaba pletórico”.
El segundo puerto, el más duro del día (junto a los tres descensos, responsables de una escabechina que el Tour no recordaba) lo inició ya descolocado y con la lengua fuera. Poco después de sufrir una caída que le dañó el codo, el Ag2r comenzó a lanzar sus fuegos artificiales. Froome se cortó un poco, y Contador más. Y subiendo el Grand Colombier, tan duro que hasta pareció que todos, hasta los mejores escaladores se habían equivocado de desarrollo, tanto sufrían pedaleando sus paredes de hasta el 20%, Contador, que marchaba de pie, volvió a caerse, delante de Nairo, que también puso pie a tierra. Se dio un buen golpe en la rodilla.
Replantear la carrera
En el tercero, el decisivo, el Mont du Chat, cuando comenzaron a atacar los más fuertes ya no pudo más. Se abrió el maillot; respiró un poquito y terminó a su ritmo. A su lado se personificó entonces Mollema, quien en vez de ayudarle a atacar acabó compartiendo con su líder el viacrucis del descenso.
“Me he caído dos veces”, dijo el español, de 34 años, que aspiraba a ganar un nuevo Tour 10 años justamente después del primero. “Pero no tiene nada que ver con el resultado. Simplemente las piernas no han respondido. No he estado como quería y ya está. Ahora tengo que ver lo que tengo y replantear lo que queda de carrera”.
Se abre ante él la vía heroica, la misma que siguió cuando perdió casi cuatro minutos ante Andy Schleck en el Galibier y al día siguiente estuvo a punto de dar la vuelta al Tour en el Galibier de nuevo.
Hace unos días Contador se mostraba extrañado por la paradoja que creía que le afectaba. Pensaba que era el mundo al revés al ver que movía más vatios sentado en el sillín que de pie sobre los pedales. Los fisiólogos cuentan que eso no es paradoja sino edad. Con los años, los deportistas se hacen más eficientes y con menos gasto generan la misma o más potencia, pero solo lo consiguen en posición rígida. Cuando están de pie para cambiar de ritmo necesitan fibras musculares rápidas y explosivas, las que pierden por el paso del tiempo. Contador tiene un año más de contrato con el Trek, con el que, al menos, correrá el próximo Giro.
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