Por Alejandro Matiz.-
Ciclismo Internacional.-
Ganar una etapa en una gran vuelta es cumplir un ambicioso sueño. Liderar una carrera de esas es tocar el cielo. Hacer las dos cosas es saborear las mieles más dulces de la gloria. Realizar todo eso siendo ya un veterano, es pulir una historia épica. Rein Taaramae, ha sido el ejecutor de toda esa gesta, pues ha triunfado en uno de los puertos más exigentes de la zona y se ha convertido en líder de la Vuelta a España.
“Realmente esperaba esto, porque estoy en buena forma y tengo un director deportivo muy inteligente con Valerio Piva”, declaró en el post-etapa el escalador de 34 años, muy constante e inteligente para materializar este éxito, forjado antes de la salida. “Queríamos ganar la etapa de hoy y obtener la camiseta de líder”, develó sobre la meta propuesta para esta jornada de montaña.
Pese a que la confianza en sí mismo era grande, la incógnita de las intenciones del pelotón sembraban un manto de duda sobre si lograrían el objetivo o no. “Yo creí en mí mismo, por mi buena forma. Aunque todo se trataba de si nos atrapaba el pelotón o no”, sumando a que desconocía los alcances de sus más directos adversarios. “No sabía qué tan bien lo harían Joe Dombrowski y Kenny Elissonde. Eso es lo que me estaba preguntando”.
La victoria parcial le concedió otro privilegio, pues le otorgó la ventaja suficiente para desbancar a Primož Roglič, del liderato general. “Eso es algo realmente grande. Ahora tengo 34 años y no me quedaban muchos años para lograrlo. Siempre he soñado con una camiseta de líder, aunque sea solo por unos días”, detallaba, rememorando incluso que uno de sus contrincantes hoy le arrebató parte de esa premisa.
“Ya estuve muy cerca en el Giro de este año, pero luego Joe Dombrowski ganó la etapa. Hoy funcionó y estoy muy feliz por eso”, cerró el estonio, que tras años de decadencia e irregularidad halló el premio a su calidad de tiempos de antaño que no fue del todo recompensada por aquel entonces.
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