En la edición de 2018, el esloveno subió a lo más alto de podio con el adoquín entablado. Foto: ASO. |
Por Alejandro Matiz.-
Ciclismo Internacional.-
Sin ser una comparación lineal, se podría decir que el 2021 de Peter Sagan ha sido como sus apariciones en Paris-Roubaix, de puros altibajos. Ha tocado la gloria, pero también ha pasado penurias. Irregularidad pura la que marca su camino hacia el nuevo capítulo con el ‘Infierno del Norte’, donde no llega con los mismos galones que en años anteriores, pero sí con una mínima ilusión de relucir en las múltiples alternativas que propone la carrera.
“Pueden pasar mil cosas en el camino, pero seguro que es una buena carrera para ver en la televisión”, destacó el eslovaco en un concepto en el que coincide la mayoría, pues esta es una de las competencias más entretenidas y que puede maximizar ese espectáculo con las altas probabilidades de lluvia para este domingo 3 de octubre.
El actual corredor del Bora-hansgrohe, vencedor de la versión de 2018 resaltó la mencionada mezcla de glorias y fracasos en Roubaix. “De hecho, tengo una relación de amor-odio con esa carrera. Si tienes suerte ese día, Roubaix es una gran carrera, pero si no tienes suerte, puede ser una carrera muy larga y terrible”, explicó.
Y justifica eso por los diversos escenarios que produce la mala fortuna. “Pueden suceder mil cosas en el camino. Puedes pincharte en el momento equivocado o caerte o ser atrapado por una caída y eso puede jugar una mala pasada por el resto de la carrera”, enumeró el triple campeón del mundo.
Ante ese impacto de la desgracia no pronosticada para cualquier participante,sumado a las múltiples variantes tácticas que ofrece la clásica francesa, se abre el abanico de posibles ganadores. “Incluso si no eres el mejor en Roubaix, puedes ganar. Miren a los ganadores anteriores, esa es una variada mezcla. O ganan por suerte o tienen piernas altas ese día”, sentenció ‘Peto’ que sin el mismo tanque de hace 3 años, esperará poner en práctica la teoría de que no siempre gana el más fuerte, prevaleciendo en su audacia y lectura de carrera, para volver a saborear el éxito en un codiciado monumento.
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