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martes, 10 de mayo de 2016

Nairo Quintana ataca, gana etapa y liderato en Tour de Romandía


Por Carlos Arribas (El País).-

MADRID, España.- El Tour no se gana en Romandía, ni se pierde, pero si la felicidad ayuda para prepararlo mejor, el ganador del año pasado, y también de 2013, Chris Froome no va por buen camino, al contrario que Nairo Quintana. Amargado ya el martes por tener que correr el prólogo un día de nieve, lluvia y frío, la primera etapa de montaña del Tour de Romandía, donde Nairo, en un día de sol, atacó, ganó y alcanzó el liderato, seguramente no le ha borrado al británico la sombra de la mirada, la duda.

Al pie del doble puerto final que ascendía hasta la estación de Morgins, en la frontera alpina con Francia, Froome se detuvo para reparar su bicicleta, averiada, con la rueda delantera de su compañero Nieve. Cuando, pasados unos segundos, retomó la marcha entre los coches que se arrastraban detrás de un pelotón que se desperezaba, ningún corredor de su equipo estaba con él. Kwiatkowski ya se había rezagado y Nieve debió esperar para cambiar de bicicleta.

Comenzó a ascender solo, detrás, a pocos metros del grupo que aceleraba arrastrado por el FDJ de Pinot y que contenía a todos los buenos de la carrera, incluido su compañero Geraint Thomas, y parecía tranquilo: miraba el potenciómetro y ajustaba su pedalada veloz a lo que señalaba su monitor, y levantaba la vista a veces y tenía a la cola ahí, a un tiro. Una vez, sin embargo, miró y vio el vacío, y desconfiado miró para atrás, y se sobresaltó pues a su rueda marchaban los torpes de la carrera silbando, a gusto al ritmo de gruppetto a que les guiaba el mejor corredor por etapas del momento. Delante, una pareja del Cannondale había inaugurado la danza de los ataques. Cuando atacó Nairo, el ciclista que quedó segundo en sus dos Tours victoriosos, Froome ya no estaba ahí. Ni siquiera el zancudo inglés había llegado a la meta cuando al colombiano le vestían de amarillo en el podio.

A Nairo también le dieron la victoria de etapa pese a que por la línea de meta pasó primero su compañero de ataque, el otro zancudo del pelotón, el ruso Ilnur Zakarin, el mismo pelirrojo que sorprendentemente ganó el Tour de Romandía el año pasado. La fotofinish de la llega a Morgins es curiosa. De perfil, congelado por delante, Zakarin levanta los brazos en V de victoria y detrás Nairo levanta el brazo izquierdo en ademán de protesta: miren ustedes lo que me ha hecho. Lo que hizo el ruso fue cerrar al colombiano innecesariamente contra las vallas pues ya le había batido al salir de la última curva.

La victoria de etapa, aparte del honor, significaba 8s: los cuatro de bonificación que ganaba y los 4s que perdía el rival. El Movistar de Nairo protestó para recuperarlos y lo consiguió. También se podría decir que los merecía. Nairo fue quien, a 6,5 kilómetros para la cima atacó el primero. Lo hizo y se quedó esperando refuerzos a un centenar de metros de un grupo que controlaba el líder entonces, el compañero de Nairo Ion Izagirre, y que dudaba. Solo se decidió Zakarin, quien alcanzó al colombiano y se puso a sus órdenes, pues Nairo actúa en esas situaciones como un pequeño dictador: organiza los relevos, exige el cambio, decide el ritmo. Así, la peculiar pareja llegó con 26s sobre el grupo que contenía a Rui Costa, Izagirre, Pinot, Urán y Majka, entre otros. Froome llegó a 17m 30s, acompañado de su fiel Mikel Nieve, quien le dio conversación y le confortó en su amargura.

Froome ya no cuenta para la victoria final de la última carrera de preparación antes del parón de mayo y que se decidirá entre la contrarreloj de 15 kilómetros de este viernes y la llegada en alto de este sábado. Nairo, que no es peor contrarrelojista que los que pelean contra él por la victoria, y es mejor escalador, es el favorito. Desde que descendió de Boyacá en marzo, el colombiano que cree que ganará el Tour, se ha impuesto ya en la Volta a Catalunya y ha quedado tercero en la Vuelta al País Vasco, las dos pruebas por etapas que ha disputado.

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