SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El motor de un barco falló y nadie pudo repararlo, por lo que contrataron a un ingeniero mecánico con 40 años de experiencia.
Inspeccionó el motor con mucho cuidado, de arriba abajo.
Después de revisar las cosas, el tipo metió la mano en su bolso y sacó un pequeño martillo.
Golpeó suavemente algo. Al instante, el motor volvió a encenderse.
¡El motor estaba arreglado!
"¡¿Qué?!" dijeron los dueños. "Casi no hiciste nada. Envíanos una factura detallada".
La respuesta simplemente dijo:
Golpeando con un martillo: $2.
Saber dónde tocar y con cuánta fuerza tocar: $ 9,998.
Moraleja: se cobra por lo que se sabe no por lo que se hace, así que por favor, respeta el trabajo de los demás.
Misreflecciones.
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