ARABIA SAUDI.- Ocho meses después de una gravísima caída mientras reconocía el prólogo del Dauphiné Liberé, el británico Christopher Froome (34 años) volverá este domingo a cabalgar de nuevo en bicicleta en el Tour de los Emiratos (del 23 al 29 de febrero). Un reto nuevo nuevo para el cuádruple ganador del Tour, sobre todo para los que le vieron estamparse contra un muro a 54 kilómetros por hora. Para muchos, un milagro.
Fue un 12 de junio y rodaba junto a su ex-compañero Wout Poels para saber por dónde hincar el diente a la crono inicial del Dauphiné. Un descuido lo estrelló contra una pared de ladrillos, rompiéndose la cadera, el codo, fémur, algunas costillas, el esternón y varias vértebras. Algunos testigos presenciales hubieran firmado tras ver la escena el simple hecho de que Froome siguiera vivo. Otros, que el accidente solo le costara la retirada del ciclismo y del deporte. Pero Froome nació en África y allí aprendió a no rendirse nunca ante nada.
En el Hospital de Saint Etienne, después de ocho horas de operación, la primera de unas cuantas, enseguida lanzó una señal de optimismo y coraje, una respuesta encaminada a recuperarse y prepararse para lograr su sueño: alcanzar el quinto Tour y poner su nombre junto a los legendarios Eddy Merckx, Bernard Hinault, Jacques Anquetil y Miguel Indurain Larraya.
Después de ocho meses de duro trabajo para poner a punto su esqueleto, tras salvar los días en cuidados intensivos y de innumerables sesiones de rehabilitación, Froome vuelve a ponerse "entusiasmado" un dorsal.
"Nadie debería subestimar a Chris Froome", dijo desde el principio su director, Dave Brailsford. El técnico del Ineos lo sabe bien, aunque viera las dificultades del británico para caminar el pasado mes de octubre.
Froome vuelve con un objetivo descomunal: luchar por el Tour de Francia con 35 años y por el oro en los Juegos Olímpicos una semana después del podio de París. Nadie se atreve a llevarle la contraria, solo la carretera dictará sentencia. Su estado de forma y total recuperación tiene la respuesta en el tiempo.
David Kinjah, primer entrenador de Froome en África se reía de él porque "era flaco y rodaba en bici con los codos abiertos, como si quisiera volar". Pero el chico rubio y esquelético, criado en Kenia, enseguida se habituó a un estilo de vida activo y aventurero al aire libre. Y sobre las risas, ni caso, nadie sabía qué estaba pensando. Ese desafío, a veces temerario ante animales salvajes, fue para su técnico inicial, el germen del espíritu que caracteriza al doble ganador de la Vuelta.
Las "resurrecciones" de Froome han escrito páginas inolvidables en el ciclismo actual. El 25 de mayo de 2018, en la decimonovena etapa del Giro entre Venaria Reale y Bardonecchia, Froome salió a más de tres minutos del líder británico Simon Yates y del holandés Tom Dumoulin. En una jornada de 184 kilómetros y 4 puertos, sucedió algo para la historia. Subiendo el Colle della Finestre, Froome atacó a 80 kilómetros para meta. Entre aplausos y algunos silbidos por el positivo, luego exculpado, en la Vuelta 2017, Froome voló hasta meta y se enfundó la maglia rosa, que ya mantuvo hasta Roma.
Dos años después de aquella hazaña, las dudas llegan por la vertiente puramente física. ¿Será capaz de volver a su mejor versión? Su excompañero y ganador del Tour Bradley Wiggins no tiene duda. "Chris Froome es el mejor ciclista de nuestra generación. Creo que el accidente lo rejuvenecerá y volverá con una nueva motivación y será aún más fuerte". Creo que tiene en las piernas otra victoria del Tour".
Alberto Contador, único ciclista español ganador de las tres grandes, también confía en volver a ver al mejor Froome. "Es un campeón y su motivación será volver al nivel de antes. No hay que descartarle para nada", aunque luego en su equipo tenga que lidiar con los intereses de la capitanía, junto al colombiano Egan Bernal, ganador del Tour 2019 y el galés Geraint Thomas.
Para Froome el objetivo Tour-Tokio es "realista", y la historia le avala. “En 2012 hicimos exactamente eso y ciertamente la contrarreloj nos fue bastante bien con una medalla de oro y bronce solo unos días después del Tour. La parte difícil será el viaje a Japón y el desfase horario. Va a ser un desafío difícil, pero creo que es posible".
La carrera olímpica de ruta 2020, que tendrá el Monte Fuji como telón de fondo, será apta para escaladores. "Tuve la oportunidad de ir a ver la ruta olímpica en ruta y fue una gran experiencia. A pesar de que el clima es bastante malo, aún pudimos ver bien las principales subidas de la carrera y la parte final. Será una verdadera carrera de escaladores".
Entre sueños, Froome vuelve a competir en los Emiratos Árabes Unidos, en la única prueba del World Tour en Oriente Medio. Primer examen después de un auténtico calvario. Como dice con orgullo David Kinjah: “Froome es un tipo que si está al cien por ciento demostrará que estás equivocado. Solo hay que darle una oportunidad". (Fuente: Ciclismo A Fondo).
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