El capitalino Miguel Heredia (La Puya) un escalador que esprinteaba cuando lo ameritaba. |
Por Ramón Martín Olivo.-
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Aunque los
dos principales equipos nacionales no ganaron la Vuelta Ciclista Independencia
Nacional, ya que los venezolanos se llevaron toda la gloria individual y por
equipos, los corredores del Lowenbrau y el Distrito Nacional demostraron que sí
tiene facultades para afrontar este tipo de pruebas.
Primero lo hizo el capitalino Miguel ---La Puya—Hereia,
quien se llevó las palmas en la primera etapa de la justa patriótica, detalle
que llamó mucho la atención porque las características de la etapa son propias
para rodadores sprinters y él no lo es.
En el intervalo Santo Domingo-La Romana, La Puya
Heredia demostró que no es solamente un buen escalador, sino que también tiene
cualidades de esprinter cuando la ocasión lo amerita.
El segundo día, La Romana-El Seibo-Hato
Mayor-Santo Domingo, fue el cubano-estadounidense Rafael Díaz Granados, quien,
con su fornida antropometría, conquistó la primera posición.
La tercera sección, San Cristóbal-Barahona, fue
adjudicada por el cubano William Franco.
Ya retornando, el dominicano Ramón Díaz, del
team Lowenbrau “A”, se convirtió en el
mejor exponente de la etapa que concluyó en la entrada de Cambita, Garabito, en
San Cristóbal. En ese momento, Heredia
vestía la camiseta de líder de la regularidad.
Al día siguiente, los concurrentes de la ronda
patriótica se levantaron muy temprano, prestos para asistir a la “Escuela del
Sufrimiento”: la agonística etapa Santo Domingo-Jarabacoa, donde además de
concluir en el altísimo puerto, se disputaron dos premios de montaña.
Se pensaba que sólo los extranjeros (venezolanos
y cubanos) serían los únicos ganadores. Pero no fue así, el dominicano Miguel
Heredia volvió a brillar, siendo el primero que llegara a la cima, relegando a
su vez al venezolano José Lindarte y al cubano Rodger Bordavere a la segunda y
tercera posición, respectivamente.
Heredia fue, a fin de cuentas, el campeón de la
regularidad.
El distrital José Ramón Pineda dominaba las pruebas en solitario (contrarreloj) y destacaba en las jornadas montañosas.
El sexto día fue más bien una especie de drama hollywoodense.
En la media etapa que concluyó en Jamao, el
capitalino José Ramón –Caballón—Pineda, co-equipier de Heredia, protagonizó
junto a dos venezolanos y un cubano, una exasperada escapada que a fin y al
cabo, le resultó un agonístico calvario.
Cuando aparentemente pensaba desistir, Pineda,
según nos cuenta, recibió las frases incentivadoras del técnico vegano Luis
López Suárez, quien “me hizo sacar fuerzas de abajo y pude superar de manera increíble
a mis cercanos rivales”.
Ya en la séptima y última etapa, el salcedense
Winston González, del Lowenbrau “A”, cerró con broches de oro el certamen independentista
.
González superó, en un esprint de película, al
vegano César –Toro Bravo—Cruz, del club San Lázaro, y al puertoplateño Víctor
Grullón.
El pequeño grupo vanguardista se separó del lote
después de cruzar Bonao, sacándole al mismo un tiempo preciado de cuatro
minutos y 30 segundos, detalle que favoreció al venezolano Oscar Mendoza y a su
equipo.
En otro renglón, como las metas volantes, el
veterano Manuel –Júsimo—Hernández, del Lowenbrau “B”, se ubicó en la segunda
posición de dicha modalidad a cuatro puntos del líder, el cubano Héctor Ajete.
También estuvo dominando las metas intermedias
el prometedor velocista y rodador esprinter , Roosevelt –El Pollo—Marte, quien
se conformó con el tercer escalafón.
En cuanto al Pollo Marte debemos señalar que
estuvo metido en la pelea en las vueltas Hispaniolas y Santo Domingo (Ruta al
Quinto Centenario) donde también vistió en varias ocasiones las camisetas de
líder en combatitidad.
En los premios de montañas, Ramón Pineda tuvo la
oportunidad de conquistar un trofdo quedando por debajo de los ingravitables
Roger Bordavere, de Cuba, y el líder principal Oscar Mendoza, de Venezuela.
Con respecto al Mejor Novato fue el novel John
Rafael Vásquez, del Lowenbrau “B”, quien se llevó el más grande de los premios
destinados a dicho renglón.
En conclusión, la Vuelta Independencia Nacional,
a pesar de no haber tenido todo el apoyo económico suficiente, fue exitosa a
nivel competitivo, ya que pudimos ubicar a varios de nuestros mejores exponentes
en los principales renglones de tan importante acontecimiento ciclístico.
(Suplemento Deportes El Nacional, 7 de Marzo de 1993).
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