Si no podia entrenar en la pista por lluvia o cualquier otra inclemencia, Pocho de los Santos lo hacia con un rolo viendo televisión en su hogar. |
Afines de la década de 1950, Luis Ángel Pocho de los Santos ya era un ciclista retirado. Incluso había sido entrenador de los pedalistas celestes en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, gracias a su vasta experiencia internacional.
Pero recibió una oferta para volver a subirse a la bicicleta y disputar los Seis Días de 1959 en el Velódromo Municipal. Y para ponerse en forma, no desaprovechó un minuto, como lo muestra la imagen: entrenaba incluso mirando televisión en familia.
En realidad, toda su vida estuvo muy vinculada al ciclismo: fue competidor, técnico, entrenador, periodista y hasta dirigió una escuela de este deporte. Nacido en El Cerrito de La Victoria en 1926, de niño vivió en Maldonado, por lo cual muchas veces se le atribuía la condición de fernandino. De regreso a la capital, defendió a los clubes Maroñas, Fénix, Belvedere y Nacional entre las décadas de 1940 y 1950.
Su gran año fue el 48: alcanzó las semifinales en los Juegos Olímpicos de Londres y los cuartos de final en el Mundial de Amsterdam. Se recuerda siempre su dura lucha contra el italiano Mario Ghella, quien luego resultaría campeón del mundo.
En Helsinki 1952 volvió a participar en el kilómetro contra reloj y la persecución por equipos. Y tuvo otros dos juegos olímpicos como técnico, 1956 y 1960. En la Vuelta del Uruguay fueron memorables sus duelos con Atilio Francois.
Además, De los Santos fue comentarista de radio y televisión. Y estuvo a cargo de una escuela de ciclismo que funcionó durante un tiempo en el Velódromo.
En los Seis Días de 1959, pese a volver del retiro, resultó ganador, en dupla con el argentino Antonio Alexandre. Sin dudas, prepararse a toda hora fue buena idea. Y ni siquiera se perdió sus programas de televisión favoritos.
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