Entre los focos de interés que inspiran a la exitosa serie "Gambito de dama", se puede mencionar la vida de la mejor ajedrecista de la historia, la húngara Judit Polgar. Para conocerla, primero nos debemos retrotraer a su padre: Lazslo Polgar. Él era un discreto ajedrecista y entrenador en la Hungría de los años sesenta. Tenía sus propias ideas acerca de la educación. Tanto que antes de casarse ya había escrito un libro en donde decía que los genios no nacen, se hacen, y donde planteaba su visión educativa. Tuvo tres hijas, y con ellas decidió llevar adelante un proyecto contra la corriente habitual.
No las mandó a la escuela, sino que con ayuda de su esposa, también pedagoga, las educó en su casa, poniendo especial hincapié en el ajedrez. Aunque sin descuidar otros aspectos importantes, como el aprendizaje de idiomas. Fue un método polémico, que generó controversias. Pero el éxito suele convalidar lo que de otro modo sería desaprobado. Pronto las hermanas Polgar fueron las mejores jugadoras de Hungría, y en 1988 se dieron a conocer al mundo ganando al Olimpiada para su país, y desplazando a las soviéticas, habituales triunfadoras.
El destino de cada una de ellas se decantó rápidamente; Susan, la mayor, fue una jugadora excelente que llegó a campeona mundial femenina. Sofía, la segunda, se apartó del ajedrez, prefiriendo avanzar en la vida por otros senderos. Pero fue la menor, Judit, un talento ajedrecístico de primera magnitud, la que alcanzó un nivel superlativo. Dejó de competir con mujeres y se dedicó a hacerlo con los hombres, en un plan para lograr el máximo progreso.
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