SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Gary Ridgway, más tarde conocido como el "Asesino de Green River", llevó una de las vidas dobles más oscuras de la historia moderna de Estados Unidos. Responsable de la muerte de hasta 71 mujeres durante las décadas de 1980 y 1990, se centró en personas vulnerables del área de Seattle, a menudo mujeres con dificultades económicas o ignoradas por la sociedad. Sus crímenes se caracterizaron por un cálculo frío, pero lo que hizo su caso especialmente escalofriante fue su aparente normalidad.
En 1988, Ridgway se casó con Judith Mawson, una mujer que desconocía por completo su pasado y sus crímenes actuales. Durante casi 17 años, Judith creyó haber encontrado la estabilidad y el amor. Describió su vida en común como pacífica: él le llevaba flores, cuidaba de la casa y la trataba con cariño. No tenía ni idea de que, durante gran parte de su matrimonio, su marido ocultaba una terrible verdad.
Ridgway admitió más tarde que también había considerado matar a Judith, pero temía levantar sospechas. Judith, en retrospectiva, se preguntó si su relación de alguna manera retrasó o redujo su impulso asesino. Su historia, dolorosa y valiente, es un recordatorio de que incluso quienes están más cerca de la oscuridad pueden ver solo la superficie. También es un testimonio de cómo el mal puede ocultarse a simple vista y de lo importante que es escuchar, cuestionar y nunca dar por sentado que conocemos a alguien por completo.
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