Se sumergió en una piscina polar, rodeada de ballenas beluga, en un intento por establecer un nuevo récord.
Sin embargo, mientras se encontraba en las profundidades, sus piernas se paralizaron repentinamente a causa de los intensos calambres provocados por el agua helada.
Convencida de que iba a ahogarse, Yang experimentó una repentina oleada de esperanza cuando una fuerza inesperada la empujó hacia la superficie: fue Mila, una de las ballenas beluga, quien, con un toque suave, la tomó de la pierna y la ayudó a ascender.
"Si hubiera sido solo por mí, habría muerto.
De repente, sentí esta increíble fuerza que me impulsaba hacia arriba".
Los organizadores, sorprendidos, reconocieron más tarde: "Mila fue la primera en detectar el peligro". Las ballenas beluga son reconocidas por su notable inteligencia y su disposición natural para interactuar con los humanos.
Además, son una de las pocas especies de ballenas capaces de "sonreír" gracias a su estructura muscular facial.
Este asombroso rescate cuenta una historia de conexión interespecies que trasciende la imaginación.
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