LOS ÁNGELES, California, EE.UU.- Stephen King era muy pobre, con 3 hijos y vivía muy frustrado. Le rechazaron por todas partes su primera novela “Carrie”, y decepcionado, tiró el manuscrito al bote de basura de su estudio. “Se acabó”, dijo, y en vez de seguir escribiendo, cuando terminaba de dar sus clases de inglés, decidió trabajar en una lavandería como segundo empleo.
La historia de Carrie duró ahí días en la basura y cuando su esposa Tabitha entró a vaciar el bote, vio el manuscrito, lo leyó, le gustó mucho y dijo que aquello no podía perderse para siempre. Entonces motivó a su esposo a que lo siguiera intentando.
Luego de unos meses, la pequeña editorial de un pueblito se interesó en publicar su libro. Fueron pocos ejemplares, pero se vendieron como pan caliente. Por tal motivo imprimieron más, y más, y luego más, al grado de planificar una mejor distribución. Llegaron a vender millones.
Stephen King se convirtió en el escritor más prolífico del mundo en las siguientes décadas, llegando a ser llamado “el maestro del terror”, y se adaptaron películas basadas en sus libros como “Misery”, “It” “El resplandor”, “Los niños del maíz”, y muchas más.
Pero no estaríamos hablando del escritor de suspenso y terror más famoso de los últimos tiempos, si no fuera por Tabitha King, la mujer que lo rescató del abismo, la que creyó en él, la que lo amó, lo ama y lo seguirá amando.
Esa es la importancia de tener alguien a tu lado que en vez de reprocharte todo, a cambio te diga: “¡Tú eres grande, tú puedes, hazlo, yo confío en ti y te apoyo!”.
Y eso es algo que King tuvo muy presente, porque cuando se lee un libro suyo siempre en la primera página dice: “para Tabby”.
La Mancha
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