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viernes, 13 de agosto de 2021

Análisis: INEOS Grenadiers atraviesa una nueva era


Por Alejandro Matiz.-

Ciclismo Internacional.-


INEOS Grenadiers atraviesa una nueva era, una muy diferente de aquella que conocimos en su momento en la que saboreaban las dulces mieles de la gloria. Esto debido a que ya no tienen al mejor vueltómano en sus filas. Su nueva versión está basada en un equipo que debe remar contra la corriente y que hasta el momento no se ha adaptado idóneamente a ese papel y parece cada vez más costarle enfrentarse ante las estrellas de la actualidad.

El prestigio e inversión que ha realizado esta estructura obliga al bloque que acude a esta Vuelta a España a obtener la victoria. No sólo por lo mismo que representa ella, sino porque además es una forma de saber definitivamente si en el futuro van a poder seguir ganándole a estos portentos estando en un estado de inferioridad o si estarán condenados a perder en cada una de estas carreras donde acudan los galácticos y se vean obligados solo a acariciar el triunfo cuando los mejores no estén en competencia.

Que en la ronda española su máximo contrincante sea Primoz Roglic habla por sí solo de esa realidad. El esloveno, a quien podemos posicionar como el segundo mejor vueltómano de la actualidad y quien además es probablemente el único capaz de hacerle cosquillas al mejor en esa modalidad, Tadej Pogacar, es de por sí ya un hueso muy duro de roer. Perfectamente pondrá a prueba ese reto que en el corto plazo tiene planteado el INEOS, que es de triunfar en las carreras de prestigio, venciendo a quienes dominan estas especialidades.

Los británicos deben entender que estos son tiempos diferentes, que ya no estamos en 2013 o 2017, cuando por ese entonces tenían al mejor hombre de grandes vueltas del momento y les era mucho más fácil ganar las grandes a placer, haciéndolo con una apabullante superioridad. Esta es una situación muy distinta donde ya no ostentan al mejor y deben emplear nuevos recursos para adueñarse de la victoria.

Ese triunfo es casi que obligatorio para ellos. Suena triste decirlo, pero es la realidad que propone el deporte y que asimismo debe responder a una larga inversión que han ejecutado para seguir siendo los número 1. Y sería imperdonable que para un presupuesto de €50 millones se tenga un elenco sólo capaz de ganar cuando no asisten las grandes figuras.

El mero hecho de ver que esa realidad se asienta más, los lleva a tomar medidas drásticas para romper ese paradigma y en estos casos esa decisión ha sido la de enlistar a sus dos líderes más fuertes (Egan Bernal y Richard Carapaz) para hacerle contra a uno, que, en el duelo individual contra cada uno de ellos, es superior. Y es totalmente válido, pues para eso han invertido todo ese dinero, para que puedan tener una multitud de opciones para derrotar a esta gente y si uno de ellos es este, es totalmente entendible.

Decisión acertada, pese a que obliga a no seguir corriendo de la misma forma en que lo han venido haciendo. El método debe ser otro. No aseguro que lo vayan a lograr, sucede que simplemente, sobre el papel, eso es lo que deberían hacer, dejar de un lado los trencitos, las tácticas controladoras, que se conocen de memoria y competir a contrapié, jugar a la ofensiva.

A su favor tienen que sus jefes de filas son ruteros muy agresivos, con ambición, y que el hambre de victoria los conducirá por ese camino. Aparte, porque no tienen de otra, pues ir a rueda de ‘Rogla’ y esperar que los remate con bonificaciones y en la crono, no es negocio rentable. Son conscientes de que deben asfixiarlo.

Sin embargo, los detalles tácticos no son el aspecto más importante de esta cuestión. Tendrán diferentes formas, pero lo que sí está claro es que todas ellas deben ir encaminadas a una dinámica atacante y ese es el punto fundamental. El hecho de que los Grenadiers deban ejecutarlas habla de cómo el avance del ciclismo los ha transportado a una plaza donde son inferiores.

Es ahí donde se conoce la versatilidad de la escuadra y si poseen esa calidad de fondo. En el éxito y superioridad, todo es sencillo, los obstáculos se minimizan. Pero cuando la adversidad aparece es cuando se demuestra de qué están hechos y cuán capaces son de rebuscar las maneras para no ceder el trono.

Si vamos un poco más allá, esto lo hacen no por realizar una demostración circunstancial, sino por adaptarse al nuevo modelo que existe. Ellos sólo podrán retornar a su zona de confort el día en que pesquen a un ciclista igual de virtuoso a Roglic o Pogacar. De lo contrario, lo que les depara en el tiempo cercano es esto.

Entonces, esta Vuelta es para probar si son capaces o no de conquistar estas pruebas con ese esquema. Si lo logran, genial, hay respiro. Porque eso quiere decir que existen los caminos y condiciones para alimentar el palmarés en estas circunstancias. Si no es así, problemas, puesto que sería la ratificación de lo que ha venido sucediendo desde el fin de la era Froome: Un cuadro lastrado por el poder de los nuevos y resignado a acumular éxitos donde ellos no corran.

Tanto Bernal como Carapaz son las mejores referencias de Brailsford para certámenes de fondo actualmente. Eso quiere decir que acá se emitirá un juicio definitivo para el futuro, mientras ellos sigan al comando. Si no concretan la balanza a su favor, estando los dos haciéndole frente a uno de sus máximos rivales, no se dilucida otra alternativa para que uno de los suyos esté por encima de los eslovenos.

Considero que para la imagen del cotizado bloque inglés es aflictivo que cada contienda grande culmine con abultado resultado en contra de ellos (por ‘grande’, me refiero a donde estén Primoz y Tadej). Además de que sus logros más presumidos se hayan obtenido en ausencia de esos astros.

No vaticino categóricamente una nueva debacle suya. Tienen herramientas para evitarla, pero igual eso no quita que no será fácil. Ventaja de que Egan y Richard son dos atletas pulidos y de caché, desventaja de que el funcionamiento colectivo nuevamente falle o de que Roglic enseñe dominio. En suelo español está la oportunidad para exhibir otra cara, de que en líneas más bajas igual tienen el carácter para marcar la diferencia y, quizás, abrir una luz de esperanza para los años venideros, donde cualquier competencia esté a su alcance, no sólo las que ignoran estos reyes de moda.

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