Al leer el título pensarán que nos referimos a ciertos tipos de personas que se sienten atraídas por su mismo sexo; pero no es así: La “pájara” o “brujita” es una manifestación negativa del organismo, luego que el ciclista realiza uno o varios esfuerzos.
(El inesperado fenómeno también es producto de una hipoglucemia –baja de azúcar- también conocida como desfallecimiento.)
Ningún pedalista, por más capacitado que sea, está exento de sufrir una “pájara”, ya que le ha ocurrido a verdaderos ases como los españoles Pedro Delgado (Tour de Francia 1983) y Miguel Induráin (Tour de 1996), quienes tras largos e intensos demarrajes, sintieron que la bicicleta se le frenaba, la respiración se torna difícil y las piernas se siente hinchadas y vacías.
Esto también le aconteció a uno de los mejores ciclistas dominicanos de toda nuestra historia: el santiaguero Víctor Abreu, mejor conocido como El Doctor, quien en la primera edición de nuestra Vuelta Independencia Nacional 1979, liderando el certamen tras ganar la primera etapa (Santo Domingo-La Romana), sufrió en el segundo tramo (La Romana-Sabana de la Mar) un desfallecimiento antológico porque debido a la inexperiencia de técnicos y ciclistas no fue abastecido debidamente en el momento en que iba escapado y con amplia ventaja del mejicano Bernardo Cólex, campeón definitivo de la justa.
A nuestro entender, por ese contratiempo el miembro del Salón de la Fama del Deporte de Santiago perdió la camiseta amarilla que lo catalogaba como líder provisional y la gran oportunidad de ser el primer criollo en ganar la ronda patria.
Recordamos que los miembros del equipo del Círculo Deportivo Militar (C.D.M.), escudería que integraba El Doctor Abreu, estaban muy enojados con los altos oficiales encargados de ese organismo, ya que aportaron una ínfima cantidad de ochenta pesos (RD$80) para que sus técnicos y delegados compraran la gasolina de los motores y de paso suplieran con jugo, chinas, guineos y agua a esos pedalistas castrenses.
Por esa razón, el también buque insignia del equipo de ciclismo del Club Uber Gómez, de Santiago de los Caballeros, no se vistió de gloria al perder --por esa inocuidad y descuido de parte de sus dirigentes militares—la chance de ser el primer dominicano en obtener la victoria del principal certamen de ciclismo dominicano.
Volviendo con Perico Delgado, en su libro “A Golpe de Pedal”, y el doctor francés Gérard Porté, director médico del Tour en los años 90s, en su obra “Guía General de Ciclismo”, observan que para evitar esos repentinos y desconcertantes desgastes, el corredor debe alimentarse en el transcruso del entrenamiento o la carrera.
Hay ciclistas que –aun llevando en sus morrales, bolsillos y/o bolsos, frutas y picaderas—prefieren no comer, específicamente en los denominados entrenamientos de fondo. ¡Craso error!
Recuerdo que en una Vuelta Internacional a Chiriquí (David, Panamá), el reconocido entrenador vegano insistió en que el santiaguero Wendy Ramón Cruz, quien iba escapado con un colombiano en una de las largas etapas, se comiera un sándwich hecho con jamón, queso y mermelada de guayaba. El Ciclón le rechazaba el pequeño alimento envuelto en papel metálico al también dirigente de triatlón, pero el técnico insistió y hasta le habló mal delante de un suscrito para que por lo menos se llevara aunque sea a sus espaldas la oferta.
Pasaron los kilómetros en una de esas carreteras panameña. Cruz fue batido en la meta por el ciclista sudamericano pero reconoció luego que si no se llevaba a la boca el aderezado pan, se iba a quedar y abandonaría la fuga. Creo que después de ahí el campeón panamericano de Río 2007, ha sabido administrarse a nivel alimenticio durante las carreras.
Así que aliméntese lo mejor que pueda: Antes, durante y después de la competición.
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