Valga recordar que entre los colombianos, el mejor posicionado en la clasificación general es Egan Bernal. Aunque ha dejado gratas sensaciones, pensando en una posible pelea por el título o el podio, ha sido claro y asegura que su nivel no está para vencer: “Lo que hay en números es que no estoy para ganar el Tour”.
Sin embargo, adjunto a este mensaje, el de Zipaquirá resaltó su poderío mental, ese que en el peor momento de su vida lo sacó de la muerte. “Hay que salir con mentalidad ganadora y ser inteligente. Hay que darlo todo en las etapas. Muchas veces hay ciclistas con números increíbles en entrenamientos, pero en la carrera es diferente. Aquí toca demostrar quién es quién y mientras tenga fuerza, intentaré estar al frente”.
Juan Gutiérrez reporta la tercera etapa
Jasper Philipsen reconocía por la mañana, en la salida de Amorebieta, que esta tercera etapa era una de las que tenía “marcadas” para buscar la victoria al esprint en el Tour de Francia 2023.
El belga de 25 años partía entre los grandes favoritos para dominar la primera volata de la 110ª edición. El año anterior ya había sido el único velocista que repitió triunfo, en Carcasona y París. Y cumplió el pronóstico, aunque con suspense. Philipsen cerró a su compatriota Wout van Aert en pleno embalaje, pero la acción generaba muchas dudas sobre su intencionalidad, porque la calzada curveaba y se estrechaba en ese polémico punto. Después de una veintena de minutos de incertidumbre, el jurado técnico dictó sentencia: el esprínter del Alpecin era el vencedor en Bayona. Y Adam Yates seguía de amarillo, aunque eso ya se sabía.
Philipsen, que también posee tres victorias en la Vuelta a España, inicia así una cosecha que tiene pinta de engordar en los próximos días. Este mismo martes, el trazado es todavía más llano, con una sola cota de cuarta categoría, puro perfil para los lobos de la última recta, entre Dax y Nogaro. Para ello cuenta, además, con un gregario de lujo, Matthieu van der Poel, que volvió a echarle un capote en estas tareas de lanzamiento.
El Tour abandonó así España, pero no el País Vasco, para desembarcar en su Francia natal, con un recorrido de 193 kilómetros entre Amorebieta y Bayona, que el público de Euskadi aprovechó para alargar la fiesta del fin de semana por sus carreteras. En ella participó otra vez Neilson Powless, que volvió a protagonizar la escapada del día, desde el kilómetro 0, con el objetivo de cimentar su maillot de la montaña. El estadounidense del EF Education, en perfecta sintonía con la hinchada, que le ha cogido cariño, llegó incluso a celebrar con los brazos en alto su paso por la cima de Milloi, la segunda de la jornada. Antes también había pasado primero por Trabakua, lo que le aseguraba ya el liderato, y después lo hizo por Itziar y Orioko Benta. Con esta cosecha de siete puntos, el nativo americano se garantiza los lunares hasta los Pirineos.
Una vez cumplido su objetivo, Powless se dejó engullir por el pelotón y abandonó en cabeza a su compañero de aventura, Laurent Pichon. Fue un lunes de maillots. Porque por detrás también hubo un movimiento de Victor Lafay para cazar los 15 puntos de tercer clasificado en el esprint especial. El francés del Cofidis lo acometió con la misma espectacularidad que había ganado la etapa de San Sebastián el domingo. Arrancó a ocho kilómetros de esa meta volante y mantuvo una velocidad media de 48,8 km/h para cruzar bajo la pancarta de Deba. Suficiente para conservar, un día más, la túnica verde, aunque con los mismos puntos que el propio Philipsen. Cada presencia en el podio del Tour cotiza alto.
Fueron las guerrillas de una jornada que rodó más tranquila que en los dos días precedentes, por debajo del promedio oficial más bajo, para plantarse en Bayona a las seis de la tarde, casi media hora después. Atrás quedaba la escapada de Powless y Pichon, la lucha por los maillots de la montaña y de los puntos, las averías sin consecuencias para Pogacar, O’Connor, Van Aert y Moscon, las visitas al médico de Matteo Trentin, uno de los escuderos del poderoso UAE… Era el turno para los velocistas, que tenían señalada esta tercera etapa como su primera baza de victoria, después de penar dos días por los quebrados recorridos de media montaña del País Vasco español. Al otro lado de la frontera de Irún, el País Vasco francés se mostró más amigo del esprint. Philipsen no dejó pasar la oportunidad.
Jasper Philipsen y su gran lanzador Mathieu van der Poel
Disponer de un lanzador como Mathieu van der Poel es un lujo impagable. Eso lo sabe bien Jasper Philipsen, que se anotó, en Bayona, la primera etapa al sprint del Tour de Francia gracias al trabajo del extraordinario clasicómano neerlandés. El belga del Alpecin-Deceuninck se impuso tras una aceleración por el margen derecho de la carretera en la que frenó la trayectoria de Wout van Aert. El segundo puesto fue para el germano Phil Bauhaus (Bahrain) y el tercero para el australiano Caleb Ewan (Lotto). Adam Yates (UAE) mantiene el liderato.
La primera jornada con final en territorio francés fue un duelo de locomotoras en carreteras transformadas en estrechos pasillos naranjas y en caminos sembrados de chinchetas. Por segundo día consecutivo, los desalmados pusieron en peligro la integridad de los héroes de la Grande Boucle con esa gracieta que ensombrece la espléndida acogida de la afición vasca. El kazajo Alexey Lutsenko (Astana) fue uno de los damnificados cuando la carrera transitaba por San Sebastián.
Unos contratiempos que incrementaron los nervios propios de un Tour que ha exhibido un arranque extremo. No existe memoria en el ciclismo moderno para dibujar una ronda con un desnivel tan elevado en las tres primeras jornadas ni con una distancia tan larga (más de 40 minutos) entre el primero y el farolillo rojo. Un inicio sin tregua golpeado por caídas de ilustres e por irresponsables armados con tachuelas.
OTRA VEZ POWLESS
Un día de espera para Mark Cavendish, el velocista que sueña con desempatar con Eddy Merckx, como plusmarquista de victorias de etapa (34).
La tercera cita por Euskadi fue protagonizada por ese tipo de expedicionarios que se encuentran incómodos en el seno del pelotón. El estadounidense Neilson Powless (EF Education), portador del maillot de lunares de líder de la montaña, y el francés Laurent Pichon (Arkea) saltaron desde el mismo banderazo de salida en Amorebieta. Hasta cerca de tres minutos de renta obtuvo la pareja poco antes del ecuador de la jornada. En el kilómetro 112, en San Sebastián, Powless levantó el pie y Pichon continuó en solitario hasta falta de 37 kilómetros para la meta. El francés estuvo escapado durante 156 kilómetros. La aventura estaba condenada al fracaso por la voracidad de los sprinters.
La primera victoria en llegada masiva del Tour era demasiado apetitosa como para dejarla escapar. Y ahí apretaron como lobos el Jayco de Dylan Groenewegen o el Soudal de Fabio Jakobsen o el Intermarché de Biniam Girmay. Una pelea en la que intervino Van der Poel para impulsar a Philipsen, ganador con suspense, tras examinar los jueces si cerró el camino de Van Aert. El VAR no apreció acción irregular y el belga del Alpecin ya puede presumir de tres victorias en el Tour. Las dos anteriores, en la edición del pasado año. En la Vuelta también suma tres triunfos.
Este martes, nueva cita para aventureros y velocistas, con salida en Dax y llegada en Nogano, con sólo una cota de cuarta categoría en el tramo final de una jornada de 182 kilómetros.
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