Por Pablo Gómez.-
SANTO DOMINGO.-Luego de una vida desordenada que lo llevaron a la cárcel y casi a la muerte, el joven Yonmar Medina (El Ñame), encontró en el boxeo la vía de transición que le han permitido cambiar la prisión por los grandes escenarios del pugilismo local.
Medina cayo en prisión cuando tenía 15 años de edad y desde entonces su vida parecía un precipicio: Golpes, riñas, castigo, era lo único que se asomaba en el diario vivir del joven en la cárcel de La Victoria, considerada como una de la mas fuerte entre los recintos penitenciarios de latinoamericana, debido a la super población la cual supera los 9000 reos cuando su capacidad real es para 2000.
Nativo del populoso sector de La Ciénaga, Yonmar recuerda que prácticó boxeo brevemente en el club Capitán Peña, bajo las orientaciones del entrenador Samuel Santana, sin embargo, al ser apresado sus aspiraciones de ser boxeador se detuvo.
Ya en la cárcel, Medina decide practicar boxeo por recomendación de un compañero de prisión, quien le informó que todos los que practicaban boxeo le daban comida.
Recuerda que en la prisión se le dificultaba obtener la comida diaria debido a las largas filas y los esfuerzos extras que había que hacer para poder comer.
“Es que yo era un niño y los grandes se me ponían delante en la fila, cuando intentaba volar la fila me daban golpes, había día que no comía y mama no podía llevarme la comida todos los día y en la cárcel las cosas eran difícil”, narra Medina.
Con el objetivo de poder comer sin tener que hacer largas filas y recibir golpes, se convirtió en el que más temprano llegaba las practicas, además de ser el que más hora le dedicaba.
Yonmar confiesa que su vida empezó a cambiar a partir de que conoció al Comisionado Nacional de Boxeo, Franklin Núñez, a quien vio un día de visita en la cárcel y de manera decidida le pidió que lo ayudara.
“Señor yo lo he visto por televisión, usted es que habla de boxeo, yo quiero ser boxeador, voy a ser campeón, ayúdeme consígame guantes y lo que pueda para seguir practicando aquí”, le comentó a Núñez.
Recuerda que Núñez lo miró fijamente y le prometió que lo iba ayudar, sin embargo, reconoce que en ese momento las palabras del Comisionado no lo convencieron.
“Estas son personas que prometen y no cumplen a ese tu no lo vuelve a ver más por aquí, eso es cotorra le dije a mi amigo Bumbo”, comentó.
Sin embargo, a los 20 días del primer encuentro Núñez regreso con útiles de boxeo lo que hizo que su percepción, cambiara sobre el Comisionado.
“Empecé a creer en él, cuando nos entregó los útiles nos dijo que iba a ser todo lo posible de que en la Victoria se construyera un gimnasio para practicar boxeo y gracias a Dios se construyó en lo adelante todo fue diferente”, expresó.
Ya con el gimnasio en marcha Yonmar se convirtió en uno de los boxeadores más destacado del penal, lo que motivo al comisionado agilizar su libertad.
El Comisionado al ver su interés y progreso se ofreció para ponerle un abogado y agilizar su libertad.
“Cuando el Comisionado me hizo la propuesta le dije que no, porque entendía que el tiempo que tenía en la cárcel no era suficiente para pagar el daño que le había hecho a la sociedad, además no estaba seguro que yo había cambiado del todo por lo que le manifesté que le avisaba cuando podían empezar hacer las diligencias para lograr mi libertad”, destacó.
Transcurrido un año de la propuesta y faltándole solo tres meses para lograr su libertad por pena cumplida el joven boxeador se comunicó con el Comisionado y le dijo que ya se sentía en capacidad de estar en la calle.
El abogado Jesús Ceballos se encargó, se convirtió en el defensor de Yonmar y logró que le dieran la libertad condicional.
Ya en libertad Yonmar inició su carrera como boxeador profesional logrando rápidamente convertirse en una sensación.
De las manos de la empresa King Promotions, que preside el joven Salomón Yamir, Yonmar ha hilvanado una cadena de 17 victorias, convirtiéndose en una esperanza de un campeonato mundial para el país.
“Tengo que dar las gracias a tantas gentes que ha creído en mí y me han tendido sus manos. A mi madre que nunca me desamparo, a Franklin Núñez, a la empresa Salomón King Promoción que ha creído en mí, a Fabián Rijo de la Rosa, a los entrenadores Vicente de la Cruz y Manuel Batista así como a los promotores, a todos las gracias de corazón”, concluyó.
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