Por Villacommundial.-
José y Manuel Fortuna, se despidieron del baloncesto profesional y fueron reconocidos en un homenaje a la altura de sus excepcionales carreras.
El pasado viernes 14 de octubre los hermanos José y Manuel Fortuna, vieron acción en su último partido como profesionales del baloncesto, con su club Rafael Barias, cerrando la fase regular del actual torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional.
Ambos fueron merecedores de sendos reconocimientos a cargo de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional, el club Dr. Rafael Barias, la Federación Dominicana de Baloncesto, el club Mauricio Báez y la Liga de Baloncesto de las Estrellas, donde ambos jugadores dejaron fluir sus sentimientos en una manifestación de lágrimas y fortaleza.
Un llanto inédito
Llorar es un estado de expresión tan genuino como el reír. En efecto, las personas que lloran son consideradas más fuertes.
“Mañen”, caracterizado por su asfixiante defensa y certeros triples, vivió momentos de muchas emociones como profesional, pero nunca lloró sobre una cancha de baloncesto.
Ni cuando formó parte del conjunto dominicano que derrotó a su similar de Uruguay en el Pre-Mundial 2013, logrando la clasificación al Mundial de España 2014, tampoco en los campeonatos obtenidos con el Rafael Barias en el TBS Distrito, ni con los Leones de Santo Domingo en la Liga Nacional de Baloncesto.
Pero en su ceremonia de despedida, esos momentos se apoderaron de su ser y se convirtieron en lágrimas.
Fue imposible contener las emociones frente a su esposa, hijos, familiares y amigos que lo acompañaron durante toda su carrera.
Lloró en cada momento. Fue tan bonito y emocionante, como verlo jugar en la selección nacional o anotar desde extra larga distancia en las mejores canchas del país.
En cambio, Pancho, como buen hermano mayor, demostró mucha fortaleza dejándole saber que todo estaría bien y que también era válido llorar. Lo estuvo consolando, con varias palmadas en la espalda en muchas ocasiones dentro de la ceremonia.
Sus carreras como atletas generaron muchos aplausos por sus actuaciones en juego, pero esta escena también se llevó el aplauso y el reconocimiento de todos los amantes del deporte nacional, pues el uniforme de ser humano traspasó el de profesional.
Este momento es una fiel evidencia, de todo lo que significó para -Mañen- el baloncesto y lo que dejó en cancha aquella noche. Y además también dejó ver que su relación de hermandad se hizo más estrecha con el baloncesto.
En cancha, ambos daban el cien por ciento, siempre entregados a la causa.
Manuel era más vocal y predicaba con el ejemplo. José menos expresivo, pero auténtico líder, protector y conciliador.
Esta dupla, fue partícipe de cuatro campeonatos con el club Rafael Barias y además se coronaron por primera vez como compañeros de equipo en el máximo nivel del básquet local, la Liga Nacional de Baloncesto, con los Leones de Santo Domingo.
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