Por Alejandro Matiz.-
Ciclismo Internacional.-
Un recorrido diferente, un poco menos duro y sin algunas de sus tradicionales ascensiones. Esa es la apuesta de Il Lombardía para su 115º edición, siendo menos apropiada que en años anteriores para los escaladores y abriéndose más para los explosivos del pelotón, generando así una competencia de pronóstico reservado.
Hay modificaciones categóricas. La primera de ellas -ya conocida hace un tiempo- el retorno a Bergamo como punto de meta desde 2016, lo cual en sí marcaba que se vería algo distinto una vez se desvelara el trayecto completo. Y así sucedió, pues lo que estábamos acostumbrados a ver en la ruta, se ha eliminado para este 2021.
No habrán pasos ni por el exigente Sormano, ni Civiglio o San Fermo della Battaglia. No será esa misma carrera que se seleccionaba en el temible muro a más de 40 km de meta y que remataba con las otras dos escaladas en un grupo de favoritos. Se plantean diferentes dificultades montañosas, estando la última (Passo di Ganda) a una considerable distancia de meta, pensando en que después todo será llano, exceptuando un corto repecho a unos 4000 metros de la llegada.
A simple vista lo que se puede augurar, es una selección entre los favoritos muy detallada en ese ascenso final, que con sus últimos 3 km al 8% puede señalar a las piernas más frescas cuesta arriba. Claro, el tema luego radica en que con un largo descenso y tramo plano hasta meta, la carrera puede ser muy abierta y el control mínimo, al estar mermados varios equipos. Es incluso un diseño en el que no necesariamente ganará el más fuerte, sino el más astuto.
Valga la redundancia aclarar que ese es sólo un escenario, pueden suceder muchas cosas más, pues en las clásicas no hay un libreto calcado para seguir, se va construyendo en el camino, es improvisado. Será algo a descubrir una vez los corredores estén en acción el próximo sábado 9 de octubre.
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