Ciclismo Internacional.-
Una agridulce edición de la Vuelta a España llega a su fin y con ello, da paso al análisis de lo acontecido a lo largo de 21 días de competición que se puede sintetizar de diversas formas. Una de ellas es elaborando un ‘Dream Team’, conforme al desempeño de los corredores destacados en diferentes áreas, la clasificación general, victorias de etapa, embalajes, escaladas, crono, trabajo de gregarios, etc. Por ello, en ‘Ciclismointernacional.com‘, liderados por quien redacta estas líneas y en concordancia con los otros miembros del equipo de trabajo, entregamos el ‘8’ ideal de esta 76° versión.
Enric Mas (MOV)
Hay diferentes formas de correr, unas que agradan, otras que no. Particularmente la del jefe de filas de Movistar no es del gusto de gran parte del público -incluyéndome- y por eso es alguien que divide, pues choca que corra de esa manera tan conservadora con las piernas que tiene. Por eso elegirlo en este colectivo, no fue sencillo. Y confieso, inicialmente no lo iba a incluir, pero luego con lo acontecido con el otro corredor que tenía en mente, en una imagen fea de irrespeto a su equipo y fragilidad mental (ya sabrán de quien hablo) opté por sustituirlo por el subcampeón. Al fin de cuentas tuvo un estado de forma maravilloso. Corredor más cercano al nivel de Roglic y que incluso en terrenos que no se le adaptaban, era capaz de seguir la rueda del esloveno. Lástima no haber empleado sus fuerzas de forma agresiva, pero las magníficas sensaciones y resultados, no borran una notable Vuelta para él.
Magnus Cort Nielsen (EFN)
El segundo corredor que más rindió. Tremendo. Seguramente el mejor estado de forma de su vida. Lo mejor es que se ha traducido con tres dianas grandiosas, en facetas diferentes. La primera, la más alucinante tras haber rematado una fuga dada por muerta de salida en un muro donde ni la arremetida del mejor sprinter en montaña lo privó de alzar los brazos. La segunda, de gran mérito al resolverse en un embalaje reducido donde enseñó estar uno o dos escalones por encima de gente teóricamente más especialista para esos contextos como Matthews o Trentin. O la tercera, tras ejercer una combinación de las virtudes aplicadas en las otras dos, sobrevivir a una fuga sin vida y aplicar la punta de velocidad. Y eso que no contamos lo de Valdepeñas de Jaén, donde poco le restó para emular su proeza en Cullera. Además le salvó la Vuelta a un EF, sin mayor esperanza tras el abandono de Hugh Carthy, baza para la general.
Fabio Jakobsen (DQT)
Este no necesita mucha explicación. Mérito suficiente que estuviera en carrera sabiendo que hace un año su vida corrió serio peligro. Pasar de casi matarse a ganar tres etapas en una grande, es algo para aplaudir de pie. Considero que lo meritorio ha sido su recuperación mental, pues al final, de cierto modo si su talento siempre ha sido innato, lo menos complicado era recuperar las piernas. Habla mucho de la fortaleza psicológica que ha construido el neerlandés para meterse con tanta confianza a los embalajes, a sabiendas de que en esa dinámica ocurrió su accidente. Perder casi por completo el miedo y encima rematar todo eso con triunfos, ha sido lo más impactante de su resurgimiento. Independientemente de que el nivel de sprinters fuese de segunda o tercera línea, lo suyo es una hazaña. Ha sido el mejor velocista, con ese agregado del heroico regreso.
Jack Haig
Siendo menos fuerte que algunos de sus adversarios, ejemplificó las maneras para acabar en un podio por pura estrategia y no tanto por piernas. Extraordinario manejo de diversas encerronas para haber sido por primera vez jefe de filas en una grande. Resaltable capacidad agonística, de dosificación y frialdad. Gran parte de su podio está argumentado en la labor de equipo, que mediante su poder en montaña supo arroparlo para catapultarlo a esa casilla. Además de que tuvieron la inteligencia para aprovechar el bloque ya sea en contextos defensivos y ofensivos, especialmente el penúltimo día donde el motor de Mader y Padun fue determinante para eliminar a López. Un cajón bien trabajado, con muchos honores. Complemento ideal entre energías del australiano y táctica colectiva. De esos logros que se cimentan con pundonor.
Michael Storer (DSM)
Mejor escalador fuera de la general. Sorpresivo exhibirse a tal nivel, pero también es producto de su tendida progresión que ha terminado por maravillar en tierras hispanas. Sus dos conquistas fueron espectaculares debido a su capacidad de dosificación y sufrimiento en cuestas de cabra. Especialmente la segunda fue aún más impactante, al haber batido a varios especialistas de los repechos cortos. El ‘aussie’ justifica este éxito por dos razones: Su gran nivel y la labor colectiva. Complemento perfecto. De nada le hubiesen servido semejantes piernas sin un diseño estratégico idóneo para conducirlo a festejar y viceversa. Plausible la versatilidad del DSM, de los mejores elencos del certamen, teniendo bazas seguras para apuntar a múltiples objetivos, donde Storer fue el más vistoso y contundente. Lamentarán que en el curso entrante esté luciendo los colores del Groupama-FDJ…
Gino Mäder (TBV)
Revelación, sí y no. No es novedoso que se haya desempeñado así de bien, conociendo sus antecedentes en Giro d’Italia y París-Niza. No era un desconocido. Sin embargo, esta fue la primera ocasión en la que culmina en el top-10 de una cita de fondo -aunque el cartel de aspirantes a esas plazas no fuera de lujo- haciéndolo además como gregario puro, sin perseguir aspiraciones personales, lo cual le mete más kilos de peso al mérito de su presentación. Imagínense lo que pudo haber sido de él con más libertad, tenía piernas para llegar muy lejos. Aguantó con los mejores, junto con Sepp Kuss los únicos lugartenientes capaces de sobrevivir en los instantes más decisivos en montaña. Un paso adelante en su progresión y una perspectiva atractiva en el corto plazo. Ahh, y sumémosle su triunfo en la clasificación de jóvenes, sobrepasando a un tal Egan Bernal…
Egan Bernal (IGD)
No ganó una etapa, no quedó dentro del podio, pero fue el salvador de la Vuelta a España. En mi equipo siempre quiero a un rutero con el coraje del colombiano, y acá se gana su cupo no sólo por esa valentía sino por el mismo impacto que ella tuvo en la carrera. El espectáculo de la ronda ibérica antes de Lagos de Covadonga estaba por los suelos, muy deteriorado, no obstante, la organización contó con la suerte de que esta eminencia hallase sus buenas sensaciones y que las acoplara para aprovecharlas en un escenario épico, de ataque. Aunque esa etapa 17 no borra el sopor de las otras dos semanas, sí le subió muchos puntos al entretenimiento al haber contado con una de esas jornadas que nunca se olvidan y que pasan a la historia. La Vuelta la vivió gracias en gran parte a Bernal, propagador de esa situación. Eso es impagable. Claramente su pero es el de no haber obtenido el resultado que demanda alguien de su prestigio y un equipo como el suyo. Sin embargo, era imposible dejar fuera de esta selección a quien lideró un día fenomenal y quien fue juez de la competencia en beneficio de Roglic.
Primoz Roglič (TJV)
Su mejor victoria, de lejos. En esta tercera corona de la prueba española, el esloveno ha triplicado su afición. Ha sido un corredor que da gusto ver. Lo más rescatable es que este título es el sustento de su evolución, alguien que a través de los diferentes golpes en su carrera ha ido ampliando su menú de estrategias y es perfectamente capaz de ganar mediante diversos métodos. Ya no es el ciclista que arrasaba por ser mejor en crono y bonificaciones, es el rey que triunfa porque es valiente, generoso y asienta la superioridad. Que posea esa versatilidad que lo hace igual de peligroso jugando defensiva y ofensivamente, lo posicionan como uno de los mejores del mundo, el llamado a pelear por los platos grandes y comer en la mesa de los galácticos. Habla mucho de su cambio de mentalidad el hecho de que con ventaja y una crono como colchón, igual decida participar de una movida a 60 km para agredir a sus rivales necesitados de arrebatarle tiempo. Otro trofeo que se embolsa con justicia.
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