Tras anunciar su positivo en Australia, los grandes patrocinadores se desligan de la rusa. En 2015 facturó 26 millones, cinco más que Serena, y es la deportista mundial que más ingresa desde hace 11 años
Por Alejandro Ciriza (El País).-
MADRID, España.- Sin aderezos y en una comparecencia austera, alejada del glamour y la grandilocuencia que suele enmarcar cada una de sus apariciones, Maria Sharapova confesó. La rusa, de 28 años, citó a la prensa para anunciar que había dado positivo en un control efectuado en la última edición del Abierto de Australia, en enero. El anuncio generó una conmoción en el mundo del tenis, en todo el ámbito del deporte, pero también una inquietud en el emporio comercial que envuelve a la tenista más mediática de la última década.
El golpe fue de magnitud doble. En lo deportivo, el nombre de otra figura de primer nivel volvía a mancharse, y en lo económico, la siberiana se expone a la pérdida de sus socios publicitarios. El primero de ellos, Nike, la multinacional estadounidense que le suministra material desde los 11 años. Entonces firmó su primer contrato con la marca de Oregón, que después de conocer el positivo de la atleta reaccionó de forma fulminante, deshaciendo el vínculo con la rusa. Sentimentalismo cero.
“Estamos entristecidos y sorprendidos. Hemos decidido suspender nuestra relación con María mientras la investigación continúe. Seguiremos controlando la situación”, comunicó la firma en un comunicado. Hace seis años, en 2010, Nike y Sharapova acordaron una renovación que reportaría 70 millones de dólares (63,5 de euros) a la rusa, uno de los grandes símbolos de la multinacional. Times Square, Picadilly Circus o las avenidas de París; allí donde haya soportes publicitarios, a menudo se podía ver a Sharapova luciendo su ropa.
Pero Nike, que hace tres semanas también dejó de patrocinar al boxeador filipino Manny Pacquiao por sus comentarios homófobos –"son peores que los animales”, dijo–, no es la única firma que se desliga de Masha. Esta tiene también acuerdos con Head, especializada en prendas de tenis y raquetas, pero también con otras marcas que poco tienen que ver con el deporte. Por ejemplo, con Cole Haan (zapatos y accesorios femeninos), Evian (agua mineral francesa), American Express (banca), Avon y Supoergoop (cosmética) o Porsche, la firma de coches alemanes que siguió este martes la senda abierta por Nike. A mediodía, la compañía, que además se había comprometido a sustentar un torneo propio de la tenista, celebrado en diciembre en la Universidad de UCLA (Los Ángeles), comunicó: “Lamentamos las noticias sobre Maria. Hasta que no sepamos más detalles y seamos capaces de analizar la situación, suspendemos las actividades”.
Poco antes, TAG Heuer, fabricante de relojes de lujo, se había desmarcado de la deportista de oro, con la que inició una relación hace 12 años y que caducó el pasado 31 de diciembre. Ambos negociaban un nuevo acuerdo, pero, “en vista de la situación”, precisó la firma suiza en otra nota, “hemos suspendido las negociaciones y no renovaremos el contrato”.
Se va desmoronando así el imperio comercial de Sharapova, todo un filón mercadotécnico. Apoyada en un físico imponente, en su 1,88 y su melena rubia, la jugadora nacida en Niagan y afincada en Estados Unidos desde que tenía siete años cerró el curso pasado (por undécimo año consecutivo) como la deportista que más ingresó en todo el planeta, pese a que hoy día ocupa el séptimo peldaño del ranking de la WTA y que esté a años luz competitivamente de Serena Williams, a la que solo ha sido capaz de derrotar dos veces (las dos en 2004) en 21 encuentros con la número uno. En 2015, el Masters de Roma fue su mayor botín.
Sin embargo, la rusa tiene un olfato financiero afilado que le ha permitido multiplicar su valor mercantil. Según la revista Forbes, en 2015 percibió 29,7 millones de dólares (25,7 millones de euros), por los 24,6 (22,2) de la norteamericana; les siguieron la danesa Caroline Wozniacki, con 14.6 (13,2), y la piloto estadounidense Danica Patrick, con 13,9 (12,5). Sin embargo, la principal inyección económica de Sharapova no procede de la raqueta (6,7 millones de dólares, 6 de euros), sino de los patrocinadores (23 millones de dólares, 20,8 de euros), que ahora, poco a poco, la van abandonando.
Al margen del tenis, Masha se desenvuelve como ávida empresaria. En 2012 creó la empresa Sugarpova, dedicada a la venta de golosinas en tiendas exclusivas y hoteles de más de 30 países. El desembolso inicial fue de medio millón de dólares (450.000 euros) y actualmente está valorada en 20 millones (18 de euros).
En estado de shock, el tenis asiste estupefacto a la caída de Maria Sharapova, la jugadora con mayor repercusión mediática junto a Serena. La número uno ofreció ayer una rueda de prensa en Nueva York, junto a la danesa Caroline Wozniacki, y se pronunció “Ella dijo que asumía la responsabilidad y eso demuestra mucho valor y mucho corazón, lo que ha tenido siempre a lo largo de toda su carrera”, señaló la estadounidense.
Valoración que contrasta con lo que expresó la exjugadora Jennifer Capriati a través de Twitter. “Si esto se demuestra, ella debería ser desposeída de sus títulos”, apuntó la ganadora de tres grandes y el oro olímpico de 1992. “¿Cuál es el interés en tomar un medicamento para el corazón si no se tienen problemas cardiacos?”, cuestionó la estadounidense.
El golpe fue de magnitud doble. En lo deportivo, el nombre de otra figura de primer nivel volvía a mancharse, y en lo económico, la siberiana se expone a la pérdida de sus socios publicitarios. El primero de ellos, Nike, la multinacional estadounidense que le suministra material desde los 11 años. Entonces firmó su primer contrato con la marca de Oregón, que después de conocer el positivo de la atleta reaccionó de forma fulminante, deshaciendo el vínculo con la rusa. Sentimentalismo cero.
“Estamos entristecidos y sorprendidos. Hemos decidido suspender nuestra relación con María mientras la investigación continúe. Seguiremos controlando la situación”, comunicó la firma en un comunicado. Hace seis años, en 2010, Nike y Sharapova acordaron una renovación que reportaría 70 millones de dólares (63,5 de euros) a la rusa, uno de los grandes símbolos de la multinacional. Times Square, Picadilly Circus o las avenidas de París; allí donde haya soportes publicitarios, a menudo se podía ver a Sharapova luciendo su ropa.
Pero Nike, que hace tres semanas también dejó de patrocinar al boxeador filipino Manny Pacquiao por sus comentarios homófobos –"son peores que los animales”, dijo–, no es la única firma que se desliga de Masha. Esta tiene también acuerdos con Head, especializada en prendas de tenis y raquetas, pero también con otras marcas que poco tienen que ver con el deporte. Por ejemplo, con Cole Haan (zapatos y accesorios femeninos), Evian (agua mineral francesa), American Express (banca), Avon y Supoergoop (cosmética) o Porsche, la firma de coches alemanes que siguió este martes la senda abierta por Nike. A mediodía, la compañía, que además se había comprometido a sustentar un torneo propio de la tenista, celebrado en diciembre en la Universidad de UCLA (Los Ángeles), comunicó: “Lamentamos las noticias sobre Maria. Hasta que no sepamos más detalles y seamos capaces de analizar la situación, suspendemos las actividades”.
Poco antes, TAG Heuer, fabricante de relojes de lujo, se había desmarcado de la deportista de oro, con la que inició una relación hace 12 años y que caducó el pasado 31 de diciembre. Ambos negociaban un nuevo acuerdo, pero, “en vista de la situación”, precisó la firma suiza en otra nota, “hemos suspendido las negociaciones y no renovaremos el contrato”.
Se va desmoronando así el imperio comercial de Sharapova, todo un filón mercadotécnico. Apoyada en un físico imponente, en su 1,88 y su melena rubia, la jugadora nacida en Niagan y afincada en Estados Unidos desde que tenía siete años cerró el curso pasado (por undécimo año consecutivo) como la deportista que más ingresó en todo el planeta, pese a que hoy día ocupa el séptimo peldaño del ranking de la WTA y que esté a años luz competitivamente de Serena Williams, a la que solo ha sido capaz de derrotar dos veces (las dos en 2004) en 21 encuentros con la número uno. En 2015, el Masters de Roma fue su mayor botín.
Sin embargo, la rusa tiene un olfato financiero afilado que le ha permitido multiplicar su valor mercantil. Según la revista Forbes, en 2015 percibió 29,7 millones de dólares (25,7 millones de euros), por los 24,6 (22,2) de la norteamericana; les siguieron la danesa Caroline Wozniacki, con 14.6 (13,2), y la piloto estadounidense Danica Patrick, con 13,9 (12,5). Sin embargo, la principal inyección económica de Sharapova no procede de la raqueta (6,7 millones de dólares, 6 de euros), sino de los patrocinadores (23 millones de dólares, 20,8 de euros), que ahora, poco a poco, la van abandonando.
Al margen del tenis, Masha se desenvuelve como ávida empresaria. En 2012 creó la empresa Sugarpova, dedicada a la venta de golosinas en tiendas exclusivas y hoteles de más de 30 países. El desembolso inicial fue de medio millón de dólares (450.000 euros) y actualmente está valorada en 20 millones (18 de euros).
En estado de shock, el tenis asiste estupefacto a la caída de Maria Sharapova, la jugadora con mayor repercusión mediática junto a Serena. La número uno ofreció ayer una rueda de prensa en Nueva York, junto a la danesa Caroline Wozniacki, y se pronunció “Ella dijo que asumía la responsabilidad y eso demuestra mucho valor y mucho corazón, lo que ha tenido siempre a lo largo de toda su carrera”, señaló la estadounidense.
Valoración que contrasta con lo que expresó la exjugadora Jennifer Capriati a través de Twitter. “Si esto se demuestra, ella debería ser desposeída de sus títulos”, apuntó la ganadora de tres grandes y el oro olímpico de 1992. “¿Cuál es el interés en tomar un medicamento para el corazón si no se tienen problemas cardiacos?”, cuestionó la estadounidense.
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