SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A muchos causará ronchas y a otros tantos burlas si calificamos al capitalino Silverio Mejía, mejor conocido como El Sibo (corruptela de Seaboard), como un pedalista talentoso; cualidad desperdiciada y derrochada por él mismo y sus directivos que no le han suministrado la ayuda necesaria (moral y económica) para que este mauriciano logre el “boom” definitivo.
Desde sus inicios, Mejía mostró condiciones para desplazarse con altos ritmos sobre la bicicleta. Y ello se demostró al ser “fichado” en una ocasión por la mítica escudería Lowenbrau, que en aquel entonces era “manillada”, capitaneada y liderada por el diminuto Ramón –Caquitoebola—Díaz.
En el conjunto “roji-amarillo”, El Sibo hizo una buena labor, pero fue “dado de baja” por quienes temieron que éste desbancara a miembros de ese equipo cervecero.
Entre sus atributos está su gran combatividad dentro del fragor de la competencia, y –según nos dijo de manera parsimoniosa-: “En este deporte para ponerse bueno, sólo hay que entrenar, hacer kilómetros. Por eso, cuando decido prepararme para una vuelta de varios días, hago muchos kilómetros en un mismo día”.
Sibo es de los pocos ciclistas que hacen grande fondos, siendo su ruta predilecta el ida y vuelta Santo Domingo (desde Arroyo Hondo, donde reside)-Higüey-Santo Domingo, con una exorbitante distancia de 336 kilómetros el mismo día.
Ese arduo y agobiante entrenamiento le ha dado sus frutos, ya que ha ganado duras competencias como el Clásico de los Reyes (dos ida y vuelta Santo Domingo-San Cristóbal), fue sub campeón en el Clásico Ángel García (La Romana) y recientemente se adjudicó en solitario el título de campeón Elite de la Primera Clásica Montecarlo, organizada por el Club Deportivo y Cultural Fénix, justa en la que su club (Mauricio Báez) se anotó el galardón por equipos.
En la tambi9én denominada “Grand Prix Chuchú Vargas”, Mejía tomó la iniciativa de “saltar” del pelotón en los primeros 10 kilómetros de competencia, sorteando los 75 kilómetros en una hora, 56 minutos y 11 segundos.
Aunque muchos calificaron la “fuga” de precipitada, Mejía tuvo razón al tomar la iniciativa, ya que a por él venían los fuertes esprinters Víctor –El Silen- Hernández (Team ALICO) y su coequipero Baldemiro Brea, quienes arribaron tres minutos después que el campeón.
En la evasiva, Mejía estuvo acompañado por el sancristobalense Héctor de los Santos (Team Pinturas Popular), el distrital Amaury Pérez (Club Arcoiris) y el romanense Genaro Arturo Céspedes.
Los fugados se entendieron de perla en los relevos, detalle que tuvo sus beneficios, ya que nunca pudieron ser atrapados por el gran lote que venía impulsado por los corredores Másters.
En los 73 kilómetros, Héctor de los Santos fue primero en la categoría Sub-23 (menores de 23 años), seguido en ese orden por Pérez y Arturo.
De su lado, la capitalina Juana Fernández (Club Arcoiris) hizo valer su título de campeona nacional de ruta, al superar a la santiaguera Judith Hernández y a su co-equipera, la veterana Maribel Abreu.
Rafael Tejada Martínez (Club Ortiz Celado) se impuso en un apretado embalaje en la categoría Máster 30 (30-39 años) marcando en los 63 kilómetros una hora, 35 minutos y 10 segundos.
German Elpidio Matos Espinal (Cocuyos) y Roberto –El Vaquero—Fernández (Licimadi), se ubicaron segundo y tercero, respectivamente.
El santiaguero Ramón Sánchez y Pedro José Díaz, este último “Mejor Ciclista Fénix” fueron cuarto y quinto.
En tanto, el distrital John Figueroa Medrano (Club Gomas Anchas) ganó la Máster 40 (40-49 años) seguido por el santiaguero Cirilo Toribio (Grupo Fénix), Bienvenido Rudy Terrero (Cocuyos) y Eladio Núñez Deschamps (Grupo Fénix).
En la Máster 50 (50 años en adelante), Juan Evangelista Rodríguez y Vital García, del Grupo Fénix, resultaron campeón y sub-campeón, respectivamente.
La Clásica Montecarlo fue organizada por el Grupo Fénix y contó con el co-auspicio de Ferretería del Futuro. El certamen estuvo regido por miembros del Colegio Dominicano de Comisarios de Ciclismo (CODOCOCI). (SUPLEMENTO DEPORTES EL NACIONAL / 23 de Noviembre de 1997).
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