El ex profesional Chechu Rubiera, Rubén Méndez, Aída e Israel Nuño ascendiendo la Ermida de Alba. (Foto: Jesús Rubio). |
Por Juan Gutiérrez (As).-
“El último kilómetro es de dureza extrema”, comentó Chechu Rubiera tras subir a la Ermita de Alba, meta de la 16ª etapa de la Vuelta a España el 7 de septiembre, la novena y última llegada en alto del recorrido.
Rubiera es uno de los cuatro ciclistas que supervisaron este miércoles esta inédita ascensión de 6,6 kilómetros con un porcentaje medio del 11,2%, que corona una jornada de 184 km. desde Luarca tras cubrir otros seis puertos, entre ellos el Tenebredo, el Cordal y la Cobertoria.
Aída Nuño, cuatro veces campeona de España de ciclocross, y Rubén Menéndez e Israel Nuño, ambos del equipo continental dominicano Inteja-MMR, también probaron las duras rampas de hasta el 30% de esta subida situada en el concejo asturiano de Quirós.
“El puerto tiene dos partes. La primera (con porcentajes regulares del 10% y luego del 12%) se sube bien y no tiene nada fuera de lo normal. Luego te vas encontrando alguna rampa, hasta que llegas al kilómetro final, que es de extrema dureza, acorde con el ciclismo actual. A eso hay que añadirle el cansancio y la fatiga de los puertos anteriores, y que será la tercera llegada en alto consecutiva”, explicó el exciclista Rubiera.
“El Angliru es más duro, porque es más continuado, pero aquí encontramos algunas rampas (24% y 30%) incluso más exigentes. A mí me recuerda un poco a las Tres Cimas de Lavaredo, en Italia”.
Aída Nuño coincide con Rubiera en describir “el postre final del último kilómetro” como el tramo clave donde los corredores “van a retorcerse”. En opinión de la ciclista del Lointek, “la subida se va a seleccionar por su propio peso, va a ser una prueba de supervivencia”.
A Rubén Menéndez le sorprendió la ascensión: “Me esperaba el típico cortafuegos, pero no es así. Es un puerto muy guapo, con algún descanso, que va a permitir que se suba muy rápido. No es algo como el Cuito Negro o la Bola del Mundo, aunque sí se pueden comparar en su último kilómetro”.
Hay un tramo de final, de unos 300 metros, que todavía es un camino de tierra y se tiene que asfaltar para conducir al pelotón a una explanada que acogerá la meta. Tras esta llegada a Ermita de Alba, la Vuelta a España 2015 no tendrá más subidas en alto, aunque todavía restarán tres etapas clave: la crono de Burgos (9 de septiembre) y las jornadas montañosas de Riaza (el 10) y la Sierra de Guadarrama (el 12 y penúltimo día de la carrera).
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