Una Honda Gold Wing 1100 Interstate modelo 1980 acompañaba a Emilio Scotto en el que ha sido, hasta ahorita, el viaje más largo de la historia hecho en motocicleta. Emilio, originario de Buenos Aires, Argentina; sale de dicha ciudad con 300 dólares en la bolsa con la firme idea de dar la vuelta al mundo.
Este viaje fue de manera ininterrumpida durante los años de 1985 a 1995. En este periodo rodó por 280 países distintos (Aunque el libro Guiness de Record´s, solo reconoce 214). Scotto cuenta que siendo un niño de casi 7 años de edad recibe un libro atlas por parte de su Madre. Con esa emoción y asombro que tiene la inocencia de un infante, veía los mapas dentro de las páginas y es ahí donde nace su sueño de recorrer el mundo.
Ya en edad adulta y sin saber cómo iniciar el viaje que no se había quitado de la cabeza; un día, en compañía de uno de sus amigos cercanos, acudió a una agencia de motocicletas donde vio y se enamoró de una Honda Gold Wing negra que estaba adornada con líneas doradas y que tenía la leyenda: “El mundo es suyo en dos ruedas”. No tardó mucho en que esas palabras hicieran efecto en Emilio dándole así la respuesta a como haría su añorada travesía.
El 14 de enero de 1985, entre otras cosas, llevaba una cámara fotográfica de la marca Pentax y algunos rollos para documentar su viaje. Su madre, y Mónica, su novia, no podían contener el llanto mientras se despedían de su hijo y de su novio, respectivamente. Empezó en Uruguay, subió a Brasil y a partir de ese momento él sabía que ya no iba a detenerse.
Durante el viaje además pudo ver paisajes hermosos, conocer a personas que lo ayudaban en el camino, aprendió a hablar cinco idiomas y tomó cerca de 80,000 fotografías. Pero también presenció eventos que lo marcaron. Vivió terremotos, le dispararon en la guerra de Somalia, cruzó Colombia en tiempos de Pablo Escobar, por su paso en África se vió rodeado por grupos locales de caníbales. También lo torturaron en Liberia porque el gobierno y el mismo ejército de ahí lo señalaban de querer matar al presidente.
Lo sometieron a un brutal interrogatorio acompañado de golpes con la mano abierta que le dejaron la cara en carne viva con el afán de obtener una confesión. En su paso por el Congo casi muere por culpa de una malaria. De igual manera uno de sus mayores incidentes es que fue encarcelado por acusaciones de ser contrabandista, espía de la CIA y de ser un agente encubierto de Gadafi.
Diego Armando Maradona lo conoció en Nápoles y le pagó su estadía en dicha ciudad un mes completo. En su paso por España pudo obtener dinero debido a que se acercó con una revista para ofrecer las fotografías que había tomado hasta ese momento del viaje. Los editores accedieron a comprar las imágenes y también le pidieron que escribiera acerca de su aventura.
Posteriormente, tuvo la oportunidad de colaborar como corresponsal para varias editoriales y enviaba sus escritos e imágenes de los lugares más apartados del planeta tierra. Cruzó Polonia en épocas de conflicto, también superó el Sahara para dirigirse a África. Tanzania, Uganda, Ruanda y, en un caso de verdadero miedo llegó a Burundi. Este lugar pasaba por una etapa de guerra entre los poblados de los Hutus y los Tutsis, que al ver a cualquiera que no fuera de su bando, sin mediar palabra, les cortaban la cabeza.
Anduvo por el Golfo Pérsico y fue aquí donde tuvo que realizar un cambio de nombre por el de Khalid Sagal Yunali para recorrer Qatar, Yemen y Egipto. De ahí, va de vuelta a Europa para poder comenzar su camino a Asia. La aventura continúa por Turquía, Georgia, Irán, Pakistán hasta India. Y fue aquí, teniendo como testigo al Taj Mahal, se casó con su novia Monica Pino (a quién había dejado en su ciudad natal en 1985) y recorrieron juntos el país.
Después de esa celebración, continúa solo su camino a bordo de su motocicleta. Pasó por Indonesia, Tailandia y las islas del Pacífico para que después ya pudiera estar en su siguiente parada: California. Hasta este punto ya tenía en sus kilómetros 190 países recorridos. Y con la mentalidad de continuar su sueño, toma camino en sentido inverso para poder llegar a Filipinas, de ahí a Corea del Sur, llega a Japón y en su estadía en China tuvo la oportunidad de promocionar los juegos olímpicos de Sidney 2000. Continúa el viaje en la antigüa Unión Soviética y ya entrando el invierno rodaba por Moscú. Ahí, toma un barco que le ayudó a cruzar Islandia, Groenlandia y el Polo Norte. Ya despúes regresa a América.
En la recta final del viaje (noveno año de rodada), recorrió El Caribe, Ecuador, Perú y Chile. Aquí la cuenta de países está en el número 280. Pisando Argentina, acude a la Patagonia, recorre Mar del Plata y, en este punto ya su mirada apunta para regresar a casa, Buenos Aires.
El día 2 de abril de 1995, escoltado por la policía local y acompañado de una multitud de motociclistas, taxistas y camiones de transporte urbano, llega Emilio Scotto al monumento ícono de su ciudad, El Obelisco. Dándose por finalizado su viaje.
En su libro “De la tierra a la Luna. Ida y vuelta en Motocicleta” cuenta el siguiente dato, que comenta, lo marcó y ayudó a terminar con bien su sueño:
“Un presentador de Nueva York, bautizó mi motocicleta como “Black Princess (Princesa Negra). Cuando llegué a Europa Occidental fui recibido por el Papa Juan Pablo II que ya sabía mi historia y mi motocicleta y yo fuimos bendecidos por él. Al momento de despedirnos me dijo: ´Ten cuidado en África. Voy a rezar una plegaria para tu Princesa´. Fue increíble ver como la tocaba por la parte del asiento antes de seguir sus actividades.
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