Por Raúl Bretón.-
Germán, un perfecto por amor al juego
En los más de 140 años de historia de las Grandes Ligas se han jugado más de 236,500 partidos de temporada regular, en los que solo 24 lanzadores han logrado conseguir un partido perfecto.
El venezolano Félix Hernández había sido el último en conseguirlo. Transcurrieron casi 11 años en los que se jugaron más de 25,400 partidos para que apareciera Domingo Germán con otro juego perfecto. El derecho de los Yankees, siempre colocado bajo la lupa crítica por la severa prensa neoyorquina debido a su incuestionable inconsistencia, logró convertirse en el primer lanzador dominicano en conseguirlo, y tan solo el tercer latinoamericano (el nicaragüense Dennis Martínez lanzó uno en 1991 jugando para los Expos de Montreal en partido ante los Dodgers de Los Ángeles). 27 outs de manera seguida. Es difícil lograrlo. Tienen que coincidir en un partido varios factores, porque no solo depende de la buena labor monticular del lanzador. La defensa juega un papel determinante, y aún más durante esos episodios finales en donde va creciendo la posibilidad del partido perfecto. En esa misma proporción crece la presión de muchos jugadores defensivos conscientes de que el mínimo error puede significar el final del excelso desempeño del lanzador que necesita de una salida de pleno dominio de todos sus lanzamientos, con localizaciones exactas de la zona de strike, acertando en cada lanzamiento que le pida el receptor o el que él mismo determine. A medida que el juego va escalando, van creciendo las expectativas. El lanzador se torna más cuidadoso, tratando de dibujar con su pitcheo la zona vulnerable de cada bateador, pendiente del conteo porque no se trata solo de un juego sin hit, es un juego perfecto en el cual no debe permitir que nadie llegue a la primera base. Por eso la concentración debe estar presente en cada lanzamiento. En las Grandes Ligas existen reglas éticas no escritas que ‘prohíben’ a los bateadores del equipo dominado tocar la pelota o buscar una base por bolas durante el noveno episodio de un juego perfecto. Los que han intentado romper dichas reglas no escritas han sido víctimas de pelotazos en juegos posteriores, aún jugando contra equipos distintos. Sencillamente no está bien visto. Es catalogado como un acto de cobardía intentar romper el más difícil de los partidos para un lanzador recurriendo a métodos legales pero que no están dentro de los parámetros de la moralidad competitiva de este deporte. Mientras veía el partido recordé aquella hermosa película llamada For love of the game, protagonizada por Kevin Costner, el más deportista de todos los actores, en la que el lanzador ‘Billy Chapel’ de los Tigres de Detroit, durante el último partido de su carrera lanza un partido perfecto ante los Yankees de Nueva York, en el que fue recordando los principales momentos de su paso por las Grandes Ligas y de su vida personal. Germán, en entrevista posterior al partido, dijo que siempre tuvo en mente a un pariente muy cercano que falleció recientemente. Eso le sirvió de inspiración para mantener la concentración y completar la más difícil hazaña para los lanzadores.
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