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miércoles, 14 de diciembre de 2022

Raúl Bretón: Por Amor al Fútbol (PAF) Mundial de Catar 2022. Día 25



Por Raúl Bretón.-

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Por Amor al Fútbol (PAF) Mundial de Catar 2022. Día 25. Ayer en semifinal: Argentina 3 Croacia 0, Argentina avanza a la final que se jugará el domingo. Hoy en semifinal: Francia vs Marruecos "Si queremos saber realmente cómo fue el imperio romano o el mundo de los incas, tenemos que saber cómo se divertían, y nada explica mejor la industria del entretenimiento en nuestros tiempos como el fútbol, que es el deporte mejor organizado, repartido y explotado en el planeta. Es una forma de conocer lo que somos" Juan Villoro, periodista y escritor mexicano, autor de ‘Dios es redondo’, libro que en parte está dedicado a lo que significó Maradona para el fútbol. A Villoro lo catalogan como un verdadero crack de la literatura futbolística.
¡Aguante corazón, aguante!
La frase es un llamado cardíaco que es usada con frecuencia por Rodolfo de Paoli, genial relator argentino de la cadena Tyc Sport, en la que veo el Mundial sin absurdos y excesivos comerciales hablados que deslucen cualquier transmisión. Argentina respira y transpira fútbol, y la intensidad que se vive durante la Copa Mundial dispara los niveles de estrés que pueden derivar en episodios cardíacos, según han advertido especialistas. Por tales motivos los calmantes registran ventas elevadas previo a los partidos de la albiceleste. Cuando se pierde es casi una tragedia, una depresión colectiva que se deja sentir en la caída de las recaudaciones fiscales. Cuando se gana es todo lo contrario, una locura. Argentina fue una fiesta. Las imágenes del obelisco no mienten y hasta el mismo gobierno lo agradece porque es un momento que sirve de bálsamo para una población castigada constantemente por la inflación y la devaluación de su moneda. El de semifinal ha sido el más tranquilo de los seis que ha disputado Argentina en Catar, para bien de esos corazones hipertensos. Un comienzo dudoso, de pases erráticos y de elaboraciones que se desvanecían en un pestañear, en donde Croacia tenía la posesión del balón sin generar ningún daño. 20 minutos de engaño que respondieron a una estrategia estudiada por Scaloni y su equipo técnico conformado por Aymar, Samuel y Ayala. Otorgarle las primeras iniciativas ofensivas a un adversario que no está acostumbrado a tener el dominio del balón, para luego entrar en ritmo y aprovechar los espacios que la defensa croata permitiera tras la pérdida de balones en el centro del campo, lugar en donde se llevaría a cabo la batalla futbolística en la que Argentina dibujo un sistema 4-4-2, con Messi visitando frecuentemente la medular para darle a su equipo superioridad numérica ante un trío de centrocampistas conformado por Modric, Kovacic y Brosovic que había sido el más dominante y generador de ideas de todo el Mundial. La batalla táctica fue una conquista de las ideas de Scaloni, arquitecto del plan que terminó convirtiendo a los balcánicos en presas de un sistema que constantemente cambiaba de rostro y que abrazaba el pragmatismo que consistía en: te ataco cuando estás vulnerable en la defensa, y me cierro cuando tienes el balón en mi zona. Todo esto es más fácil cuando tienes a Messi. El genio fue por enésima vez un genio, un generador de ideas, fabricante de espacios, goleador, un todo terreno que no conoce de espacios, que se convierte en falso nueve, en extremo derecho o izquierdo, en centrocampista de ocasión que crea complicidad en la medular, el enganche perfecto, el armador predilecto. Goleador del Mundial mirando de tú a tú a su amigo Mbappé gracias a un penalti inatajable por el gran Livakovic. Fuerte, en su punto de seguridad, lateral y con altura media, justo el lanzamiento que odian los porteros. Siguió el juego coral argentino, con breves rondos de primer toque en un centro del campo que dominaron a su antojo y que disolvió cualquier idea de Modric. El trayecto vertical de Álvarez que culminó en gol por insistencia propia y ciertas casualidades, le permitió a Argentina desajustar los esquemas de una Croacia que tenía que tomar riesgos. Todos estériles porque Messi hizo fácil lo difícil, fue un técnico dentro del terreno dando constantes órdenes tácticas de colocación a sus obedientes compañeros, muy convencidos que el capitán es el que marca, no solo el trayecto de los partidos, también el propio destino de la selección. Su maniobra con pase asistidor a Álvarez para el definitivo 3-0 fue casi una obra de arte, un desplazamiento antológico ante Gvardiol, el enmascarado central defensivo crota que tuvo un Mundial exquisito, pero que fue víctima y testigo de un pase tan imposible como maradoniano que supuso la sepultura de los croatas. Argentina llega a su sexta final del Mundial en ascenso, con un Messi pletórico y hambriento. No importa el rival que se define hoy, sea la versátil Francia o el inspirado Marruecos. (Fin)

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