Por Raúl Bretón.-
Por Amor al Fútbol (PAF) Mundial de Catar 2022. Día 18. Ayer: Marruecos 0 España 0 (Marruecos ganó en los penaltis 3-0) Portugal 6 Suiza 1. Concluyen los octavos de final, fase en la que participaron 16 selecciones de las que sólo ocho han logrado su pase a los cuartos de final. Hoy no hay partidos. Primer día sin fútbol del Mundial de Catar. “El fútbol es el reflejo de la condición humana y la premisa era que cada capítulo debería tener como título algún elemento eterno del ser humano como el amor, el orgullo, la redención o la fortuna” John Carlin, escritor inglés que ha dedicado gran parte de su carrera literaria a escribir sobre el deporte. Un apasionado del fútbol, del que dice que es más grande que cualquier religión. Leer los artículos o libros de Carlin es una fascinante y entretenida travesía en donde se fusionan episodios deportivos con acontecimientos históricos y políticos.
La ecléctica Marruecos
En una ocasión acudí a un restaurante marroquí en Brooklyn y quedé con deseos de retornar. Entre tajines, cuscús, pan khubz y agradable té de menta me sentí como si estuviera en pleno centro urbano de Marrakech. El fútbol de la selección marroquí es similar a la cultura culinaria del milenario país musulmán, repleta de especias inimaginables para nosotros los caribeños. Su juego es un caos armonioso, una variada fusión, ecléctico en ambos lados. Un poco de todo, desde el tiqui-taca español, pasando por el pelotazo inglés, hasta una intermitente técnica brasileña. No tiene identidad o estilo definido, pero lo que hacen sus jugadores en el terreno es digno de admirar. A todo eso hay que añadirle su disciplina táctica, su fortaleza física y su incisiva defensa zonal, en bloques o individual, que por momentos se maneja en los límites de las tarjetas por su evidente carácter bizarro al momento del choque físico. El juego marroqui carece de identidad propia porque su selección está conformada en un 80% por jugadores formados en escuelas europeas disímiles. España, su víctima en los penaltis, es el país que más ha aportado al desarrollo del fútbol élite marroquí con el madrileño Achraf Hakimi como el jugador de más jerarquía y que irónicamente fue el ejecutor del penalti que sacó a España de Catar en un partido de 120 minutos en donde se impuso la idea del equipo africano que siempre consistió en cortar las posesiones largas de balón del equipo español sin descuidar la ayuda defensiva a una portería como la de Bono que solo ha visto la penetración de un solo gol (autogol, por cierto) en los cuatro partidos de Marruecos en el Mundial. España no pudo ser la España dominante a partir de la dictadura de la posesión del balón. Carentes de profundidad de sus laterales y extremos, huérfanos de ideas ofensivas en los últimos 20 metros del terreno, víctimas de un partido desastroso de sus principales jugadores y condenados por los nervios en una tanda de penaltis en donde no han podido conseguir vencer a Bono. Así es muy difícil para un grupo de jugadores que fueron llamados como los de mayor dominio técnico del Mundial, pero el fútbol es muy claro: si la pelotita no entra en portería contraria es muy probable que te quedes fuera. Agregar que España y Marruecos nunca han trasladado sus conflictos políticos y geográficos a los terrenos de juego. Los jugadores de ambos lados del estrecho de Gibraltar han mantenido al margen las históricas disputas que en algunos momentos han conducido al enfriamiento de las relaciones diplomáticas entre las dos monarquías, principalmente por Ceuta y Melilla, dos ciudades españolas desde hace más de 500 años, que Marruecos reclama como suyas ya que están dentro de su territorio. El fútbol algunas veces no entiende de política, más allá de las contaminaciones que suele esparcir la FIFA. Existe un vínculo inquebrantable entre el fútbol marroqui y español que está por encima de la intensidad del partido y todo lo que estaba en juego. Todo transcurrió en absoluta normalidad, haciendo caso omiso a voces que de ambos lados intentaron encender desencuentros impropios del fútbol. (Fin)
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