Por Alejandro Matiz.-
Ciclismo Internacional.-
La austeridad es una característica que porta aquella persona contenida, moderada, con mesura. Define a alguien que no gusta alardear de lujos, que opta por la sencillez, nunca mostrando de más. Se está en todo el derecho de ser así en cualquier ámbito de la vida, nadie podrá obligar a esos individuos a ser diferentes. Pero cuando se está en una competencia deportiva de alto nivel, que por demás es un producto de entretenimiento, se espera que ese estilo de rigurosidad quede a un lado y que se actúa de forma totalmente opuesta. Por ahora, en la Vuelta a España los aspirantes a la general siguen ligados a ese carácter tímido que deteriora el espectáculo que muchos aficionados auguran a presenciar.
Es verídico y comparto el concepto de que los corredores no tienen ninguna obligación con los simpatizantes o la prensa. Ellos no compiten para entregarle resultados a una fanaticada o medio de comunicación, corren para satisfacer a su equipo, que es el paga su suelo y les exige qué hacer.
No obstante, ellos tampoco pueden desconocer que aunque quieran o no, son los protagonistas de una carrera que tiene sus propósitos comerciales, que pretende vender un producto al público y que para hacer rentable su negocio, requiere de que ese artículo que ofrece, sea deleitado para los espectadores. Y en el caso del ciclismo, para que sea algo que dé gusto, necesita de las batallas entre estos hombres que poseen el don de llevar su cuerpo a límites inalcanzables para la gran mayoría, no de simplemente mostrar a un grupo de deportistas que pedalean juntos para llegar a un destino. No es suficiente para entretener.
Ahora bien, toda esta problemática de carencia de porfía vistosa, va ligada al conformismo que existe en la mayoría de aspirantes al título que los lleva a tener esa actitud austera. Primoz Roglic es un ejemplo de ellos, aunque es el menos criticable. No es sorpresa que emplee ese anverso conservador cuando es el máximo favorito y tiene todo a su favor para ganar, sin necesidad de atacar. Es apenas lógico que no sienta ese menester de jugar ofensivo cuando sus rivales no muestran ambición y prefieren aguardar a lo que él haga. Es uno de esos pedalistas que buscan siempre correr bajo el formato que conocen, el del esloveno es el de ir a rueda y apostar por bonificaciones y crono, y justo el contexto de la cita hispana le muestra ese como el camino más seguro para triunfar. Sí, habrá mostrado valentía el otro día que sorprendió de lejos y luego acabó cayendo, pero eso no quiere decir que haya arriesgado durante toda la prueba. Ha ido a lo suyo, no le hace falta. Pese a que no tenga una culpabilidad directa, igual eso no quita que el tener un patrón como él, de esa falta de osadía es un punto que contribuye al aburrimiento que predomina en La Vuelta.
Con los Movistar es un poco distinto, porque aunque sea cierto que no se pueda esperar de ellos tácticas de máximo riesgo ante la falta de gregarios en montaña, existe cierto punto en el que sí pueden hacer apuestas valientes. Velefique es el ejemplo, con un Miguel Ángel López moviendo con distancia en el puerto final y Enric Mas rematando. El tema es que este fin de semana, nada de eso se vio. Sólo una aceleración del colombiano a 3 km ha marcado las intenciones de la escuadra que tiene a los ruteros capaces de destronar a Roglic. Sería insólito que crean que a ‘Rogla’ lo van a enterrar en los kilómetros finales de Lagos de Covadonga o el Gamoniteiru. El terreno que ha ofrecido el certamen y las piernas de sus jefes dan para más que ir a rueda. Además es desesperanzador que su baza más cercana con las mejores piernas de su vida, las esté mostrando para aguantar la rueda de su principal adversario. Si las intenciones son las de hacerse con la roja, hay que hacer más. Si su gran rival corre así, se justifica aún más el por qué Primoz está tan tranquilo. Y obviamente siembra aún más el sopor de la cita, pues pareciera proponer un duelo poco brillante por la primera plaza.
Se le podría achacar más al INEOS. Es cierto, sin piernas, pero sin orgullo tampoco. Los famosos 50 millones de euros invertidos para un 7º y 8º puesto. En ninguna mente cabe la opción de que conquisten la ronda ibérica, sin embargo, el intento no debería hacer falta. Si tienen semejante bloque y presupuesto, hay que mostrarlo mediante un comportamiento atacante, no sufriendo a rueda. Existen estrategias para escalar posiciones sin ser los más fuertes.
Pero ese es el inconveniente, que ni táctica hay. Es un desorden donde cada quien corre por su lado y sin organización alguna buscan salvar el prestigio de la institución. Al Grenadiers le urge recomponer su imagen y para ello es necesario que revierta totalmente su labor, definiendo roles y una maniobra clara que, sin duda alguna, levantaría el espectáculo, puesto que no es un secreto, tienen uno de los mejores planteles y si lo usan para correr así, también es muy difícil esperar a que otros elencos hagan algo distinto.
Piénselo de esta forma. Algunos de los mencionados aquí les es benévolo accionar vistosamente para obtener el resultado que desean. No sólo acaba siendo una cuestión de hacer sentir bien a otras personas, es buscar adecuadamente sus propios intereses. Ni Movistar va a adjudicarse el campeonato, ni INEOS va a mejorar su general, ni Haig va a alcanzar el podio si siguen mostrando esa faceta defensiva. De nada servirá contenerse, guardar al máximo y hacerse cada fracción más cómoda para materializar esos propósitos. No obtendrán su recompensa, si la austeridad los sigue domando.
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