Por Pablo Martin Palermo.-
PARÍS, Francia.- “El año que viene espero ganar una carrera de tres semanas. Ojalá sea el Tour”. Palabras pesadas de Rigoberto Urán que, horas después de concretada su segunda plaza en la Grande Boucle, ya se fijó un reto más importante para 2018.
Y realmente sus dichos resuenan, porque sin darse tiempo para desconectar, el de Urrao ya avisó que el próximo año va por más. Emocionante para sus seguidores, aunque a la vez, un modo de ‘autopresión’ innecesaria para él mismo.
Porque ahora, “Rigo” tendrá que refrendar sus dichos. Y es justamente esa situación, consecuencia del subcampeonato en el Tour 2017, la que lleva a analizar su siguiente escala con la misma celeridad con la que él hizo su proclama.
Para entender cómo puede dar el salto que le falta, es conveniente reconocer de qué manera logró subir al podio: a base de una regularidad impecable, una ligera progresión y cambios en su escalada, y una ligera recuperación como contrarrelojista, favorecida por los pocos kilómetros de dicha especialidad en el trazado.
Es sobre todo eso que Urán debe edificar su siguiente asalto al Tour, para el que contará con algunos alicientes, como la experiencia vivida este año, traducida en un conocimiento superior de sus límites en la montaña y, quizás, un incentivo para ser más ofensivo en dicho terreno.
Además, aunque no depende exclusivamente de él, Cannondale podría arroparlo mejor. Ya sea potenciando lo que poseen o fichando en consecuencia, porque realizar una grande casi sin gregarios en los puertos es una hazaña en sí misma, pero también una lotería. Por ejemplo, difícilmente hubiera conectado Urán de haber sufrido la avería que lastró a Froome en Peyra Taillade, pero éste contó con Kwiatkowski para cederle una rueda, y de Henao, Nieve y Landa para reintegrarlo al grupo.
Talansky, Rolland, Woods, Carthy, Formolo, Bettiol… talento escalador hay en su formación. Será tarea del mánager distribuirlo a lo largo del calendario, de modo tal, que su único capo capacitado para pujar por el cajón en alguna de las grandes tenga el auxilio que merece.
Pese a las limitaciones, el futuro luce auspicioso. Si alcanzaron esto con inversiones tecnológicas mínimas y con su capitán prácticamente aislado, la corrección de dichas falencias sólo puede ser positiva. Claro está, dependerá del presupuesto y de utilizarlo correctamente.
Párrafo aparte para tratar los supuestos nuevos destinos del colombiano. Sería un error ir a Sky o Astana, bloques plagados de figuras en los que ya sabe que será líder sin gregarios top en la prueba que no hagan Froome y Aru, respectivamente. “Rigo” y Vaughters se deben mucho el uno al otro y sería un pecado romper esa unión, que ya incluye hasta una cierta fusión cultural en el seno de la estructura norteamericana.
En caso de contar con dinero, el conjunto yankee tiene que invertir en tecnología para recuperar las dotes del escarabajo sobre la cabra. Túnel del viento, una bicicleta más cercana a las “naves espaciales” utilizadas por Sky o BMC y horas de pruebas en materiales como ruedas y platos.
Sumando las dos cronometradas, Urán cedió (una con bici tradicional y bajo la lluvia) a razón de 2 segundos por kilómetro respecto a Froome. Aunque hay que reconocer que el británico no fue el de siempre y que la organización dispuso la edición con menos espacio para la lucha contra el tiempo de toda la historia. Esto no se repetirá, y es crucial recuperar al Urán croner cuanto antes, sin afectar sus avances cuesta arriba. Fácil decirlo, difícil hacerlo, tal como el historial de nuestro protagonista enseña.
Eso da pie a mencionar su crecimiento cuesta arriba. No tanto en números, porque según pudimos corroborar, el de Urrao movió valores similares de potencia en sus dos subcampeonatos del Giro. Su mejoría fue en el estilo, porque aunque muchos sostienen que aún es un diesel, su estilizada figura se vio más tiempo rodando de pie, y con mayor explosividad para salir antes los intentos rivales. ¿Evidencias? Basta con revisar los videos de hace tres temporadas…
El sudamericano conocía sus limitaciones, siguió un plan con sangre fría y consiguió lo que para él representa un título. Cuestión de gustos al margen, fue efectivo y para este año le vale. No así de cara al futuro, cuando tendrá que ser más agresivo. Algo factible, con la confianza revitalizada tras completar tres semanas excelsas (todo el curso en realidad), escalando junto a los mejores.
Por último, el colombiano tendría una carta más para jugar. Aún hoy, con su 2° lugar consumado, sigue siendo subestimado por gran parte del ambiente. Muchos lo dicen por lo bajo, pero la sensación general es que, con Froome y Quintana de regreso a su mejor nivel, Porte sano o Dumoulin presente, el de Urrao poco tendría que decir.
En parte es cierto, porque Urán no es el mejor en ningún apartado, aunque sí uno de los más completos y regulares. Y esa puede ser nuevamente su arma, al menos para posicionarse en los primeros compases. Luego no habrá excusas y, si todo se encarrila, deberá moverse en las montañas, para nosotros su deuda pendiente de este Tour.
Con todo esto en perspectiva, ¿puede ganar Urán el Tour en 2018? Sí, porque nada es imposible, aunque será muy difícil hasta volver al top 3 si extienden las cronos, aumentan los finales en alto y los oponentes están a tope.
Pocos suben al 2° lugar de una gran vuelta y él ya lo consiguió en tres ocasiones, señal de su consistencia. Necesita mejores laderos, creer más en sus piernas escaladoras y volver a ser el contrarrelojista que alguna vez fue.
Conjugar todo esto es complejo y, quizás, el antioqueño regrese en las mismas circunstancias que esta temporada, cuando se quedó más cerca que nadie del “keniata”. De ser así, la táctica no le funcionará del mismo modo, porque aunque lo crean inferior, tampoco volará bajo en los radares y los demás outsiderslo atacarán.
Este era su Tour por no tener presiones, con la edad justa y un recorrido perfecto. Pasada la oportunidad, dependerá de todo lo aquí enunciado más su versatilidad e inteligencia para adaptarse a lo que el destino le depare y sus rivales propongan. (@pmpalermo).
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