Bouhanni, el boxeador que también se entrena en el cuadrilátero, se acordó de Alí al cruzar la línea de meta como triunfador. Así lo tenía planeado y salió bien. Bailó a sus rivales por velocidad, como hacía bailando el campeón de los pesos pesados.
Un premio al trabajo del Cofidis que buscó la etapa con ahínco. Y se la dio el corredor de origen argelino, que firmó la octava victoria de la temporada adelantando al belga Jens Debusschere (Lotto Soudal) y al irlandés Sam Bennet (Bora).
Bouhanni se mostró intratable en un esprint lejano y apretado, y alzó los brazos con un tiempo de cuatro horas, 27 minutos y 53 segundos. Jens Debusschere(Lotto-Soudal) ha sido segundo en la etapa y Sam Bennet(Bora-Argon), tercero.
Era una jornada para los esprinters, esa especie que marca de antemano en el libro de ruta los momentos para imponerse por velocidad. También para los aventureros que buscan la gloria por el método de la escapada. A esta segunda opción pertenecen el belga Frederik Backaert (Wanty) y el australiano Mitchell Docker (Orica), escapados de inicio con el sueño de ganar en Saint-Vulbas, .
No iban a tener que padecer un recorrido terrorífico, ni mucho menos, pues apenas incluía 4 pequeñas cotas de cuarta, la última de ellas a 50 kilómetros de meta. Pero la actitud del pelotón implacable, pues los mantuvo a raya a pesar de que llegó a ceder hasta 6 minutos.
En ese trabajo lucieron tres equipos que mostraban sus cartas en cabeza de pelotón, el Cofidis de francés Bouhanni, el Giant del alemán Degenkolb, aún fuera de forma después de grave accidente de principios de temporada y el Katusha del noruego Kristoff, con el español Ángel Vicioso tirando del tren a ritmo de caza.
A 23 kilómetros de meta se fue solo Backaert, en un último intento de rebelión contra la imparable marabunta. Cedió el bigotudo Docker, reventado, pero al menos recuperado de las múltiples fracturas faciales que se produjo tras caerse en la pasada París Roubaix. No fue lejos el belga, cuya aventura duró 160 kilómetros.
Con 13 kilómetros por delante, Contador puso a sus hombres en cabeza. El español no quiere sustos y sus gregarios le pusieron a buen recaudo en espera de que se desatara la locura del esprint. El Sky de Froome atento en medio de un ritmo elevado que puso en apuros al pelotón, a punto de romperse. Mandíbulas apretadas.
No dio el brazo a torcer el Tinkoff. El Sky al marcaje, Contador y Froome delante, como si quisieran disputar el esprint. A dos de meta, los hombres del líder se echaron a un lado, no así Froome, tercero en la entrada del último kilómetro.
Cofidis volvió a tomar el mando, pero en la recta de meta, a la hora de le verdad, todo el mundo atacó, de lejos, con frenesí, pero apareció la figura de Bouhanni, que adelantó como un obús para lograr el objetivo, que no era otro que "echar unos guantes" como su ídolo, el mítico Muhammad Alí. Ganó por K.O.
Este martes se disputa la segunda etapa, entre Creches sus Saone Chalmazel y Jeansagniére, de 167,5 kilómetros.(Fuente: EFE).
No iban a tener que padecer un recorrido terrorífico, ni mucho menos, pues apenas incluía 4 pequeñas cotas de cuarta, la última de ellas a 50 kilómetros de meta. Pero la actitud del pelotón implacable, pues los mantuvo a raya a pesar de que llegó a ceder hasta 6 minutos.
En ese trabajo lucieron tres equipos que mostraban sus cartas en cabeza de pelotón, el Cofidis de francés Bouhanni, el Giant del alemán Degenkolb, aún fuera de forma después de grave accidente de principios de temporada y el Katusha del noruego Kristoff, con el español Ángel Vicioso tirando del tren a ritmo de caza.
A 23 kilómetros de meta se fue solo Backaert, en un último intento de rebelión contra la imparable marabunta. Cedió el bigotudo Docker, reventado, pero al menos recuperado de las múltiples fracturas faciales que se produjo tras caerse en la pasada París Roubaix. No fue lejos el belga, cuya aventura duró 160 kilómetros.
Con 13 kilómetros por delante, Contador puso a sus hombres en cabeza. El español no quiere sustos y sus gregarios le pusieron a buen recaudo en espera de que se desatara la locura del esprint. El Sky de Froome atento en medio de un ritmo elevado que puso en apuros al pelotón, a punto de romperse. Mandíbulas apretadas.
No dio el brazo a torcer el Tinkoff. El Sky al marcaje, Contador y Froome delante, como si quisieran disputar el esprint. A dos de meta, los hombres del líder se echaron a un lado, no así Froome, tercero en la entrada del último kilómetro.
Cofidis volvió a tomar el mando, pero en la recta de meta, a la hora de le verdad, todo el mundo atacó, de lejos, con frenesí, pero apareció la figura de Bouhanni, que adelantó como un obús para lograr el objetivo, que no era otro que "echar unos guantes" como su ídolo, el mítico Muhammad Alí. Ganó por K.O.
Este martes se disputa la segunda etapa, entre Creches sus Saone Chalmazel y Jeansagniére, de 167,5 kilómetros.(Fuente: EFE).
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