SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Bernie Williams—la leyenda anónima de los Yankees de Nueva York. Durante 16 temporadas, de 1991 a 2006, trajo fuerza, gracia y éxitos de embrague al Bronx.
Un verdadero jugador de cinco herramientas, podría hacerlo todo: golpear por poder, promedio, robar bases, campo con delicadeza, y lanzar con precisión láser. La habilidad de cambio de Bernie le convirtió en una pesadilla para los lanzadores a ambos lados del plato, y su silenciosa pero feroz determinación lo convirtió en la columna vertebral de algunos de los equipos más memorables de los Yankees.
En una era en la que la lista de los Yankees estaba llena de personalidades enormes y la intensa mirada de "El Jefe" George Steinbrenner se cierne sobre todos los jugadores, Williams era el atípico de habla suave. Su humilde comportamiento era un marcado contraste con las superestrellas de alta energía que lo rodeaban. Pero su silenciosa presencia nunca fue una debilidad; era parte de lo que le hizo una rara gema en un mar de destello y fuego.
A pesar de su papel estable y confiable en cuatro campeonatos de la Serie Mundial, Bernie nunca buscó el centro de atención. En silencio se convirtió en la mano firme de los Yankees, sus contribuciones a menudo eclipsadas por jugadores más fuertes. Sin embargo, los que conocen el béisbol de los Yankees saben que Bernie era el corazón de esos equipos. Y es un verdadero artista fuera del campo también. Los fans recibieron un momento surrealista cuando les dio una serenata con "Take Me Out to the Ballgame" en una guitarra de 12 cuerdas durante el último partido en casa de Derek Jeter, mezclando sus talentos musicales con su legado de béisbol.
¿Invalorado? Definitivamente ¿Inolvidable? Por supuesto. Bernie Williams puede haber volado bajo el radar, pero su legado como un moderno Yankee Clipper está aquí para quedarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario