No es muy normal ver al líder del Tour de Francia hablando sin tapujos de uno de los últimos métodos para mejorar el rendimiento de los ciclistas profesionales, pero, como muestra en la carretera, Tadej Pogacar está más que acostumbrado a ser una excepción.
El origen de la pregunta tiene su aquel. Hace una semana, el medio especializado 'Escape Collective' publicó una investigación en la que aseguraba que tres equipos del Tour de Francia, entre ellos el UAE de Pogacar y el Visma de Vingegaard, habían reconocido el uso de este gas para medir los valores de sus ciclistas en las concentraciones en altura previas a la Grande Boucle.
Preguntado por el tema, Pogacar echó balones fuera y aseguró que no sabía de lo que le hablaban. Un día después, sin embargo, y tras la insistencia de algunos periodistas, el ciclista esloveno volvió a abordar la cuestión, entonces sí, con la profundidad que merece.
Perdonad porque ayer no entendí la pregunta", se disculpó. "Se trata de una prueba que hicimos durante la preparación en altura [en Isola 2000, curiosamente, la estación de esquí donde concluye la etapa de este viernes] para ver cómo respondíamos a la altitud. Es un test que dura dos o tres minutos; respiras, obtienes tu masa de hemoglobina en sangre y listo".
"Sin embargo, nunca pude hacer la segunda parte de la prueba porque la mujer que se suponía que tenía que venir nunca vino", añadió el líder del Tour de Francia. "Al final, es una prueba bastante sencilla para ver cómo respondes al entrenamiento en altitud, nada más".
El asunto, en cualquier caso, ha dado mucho que hablar en la caravana de la ronda francesa. Ronan Mc Laughlin, periodista encargado de liderar la investigación de 'Escape Collective', argumentó que existen pruebas de que la inhalación de CO (monóxido de carbono) puede prolongar o incluso reemplazar los beneficios del entrenamiento en altura.
Los riesgos de esta práctica, añaden en el medio especializado, han llevado a algunos científicos a calificarla como "preocupante" y "completamente tóxica". La Agencia Mundial Antidopaje, por su parte, la considera una "zona gris", pero no incluye este gas en su lista de sustancias prohibidas.
No obstante, en 2014 sí prohibieron los gases xenón y argón, pues existían "suficientes evidencias" de su potencial para mejorar el rendimiento en los deportistas de élite. En aquel caso, los atletas inhalaban los gases mezclados con oxígeno para, supuestamente, estimular el crecimiento de glóbulos rojos en su organismo.
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