Por Adrián G. Roca.-
El Mundial de contrarreloj de Bergen 2017 comenzó siendo un duelo personal entre Tom Dumoulin y Chris Froome y acabó en otro duelo entre el holandés y el inglés, es decir, el que espera con ansia todo el mundo del ciclismo en el Tour de Francia de 2018.
Tom Dumoulin va camino de ser el Miguel Indurain del Siglo XXI, un apelativo que se ganó cuando casi gana La Vuelta de 2015 que acabó perdiendo de forma cruel ante Fabio Aru en la última etapa de montaña.
El proceso de indurainización del holandés tal vez no se complete nunca, porque hay que descartar de antemano que será capaz de ganar cinco Tours de Francia de forma consecutiva. E incluso puede que no gane ninguno, pero al menos debe intentarlo con fuerza ante Chris Froome. Y es necesario que sea ya, cuanto antes, en la edición de 2018.
El ciclista apodado la ‘Mariposa de Maastricht’ ya ha ganado un Giro de Italia con suficiencia ante escaladores consagrados como Nairo Quintana o Vincenzo Nibali. También ganó una etapa de alta montaña en el Tour de Francia de 2016, solo y bajo una lluvia feroz.
Y después de su éxito en la pasada ronda italiana, Tom mostró la voracidad suficiente para seguir ganando, por eso se llevó la general del BinckBank Tour (antiguo Eneco) ante los mejores esprínters y clasicómanos, por eso guió a su equipo para hacerse con título mundial en la contrarreloj por equipos y por eso no saboreará su nuevo maillot arcoíris ganado por aplastamiento en el Mount Floyen para, también, intentar ser campeón del mundo de ruta este domingo.
El propio Miguel Indurain no se atrevió a bautizarle como su sucesor natural en una entrevista que mantuvo en directo con Eurosport durante el pasado Giro de Italia, pero sí dejó claro que ya está preparado para su asalto al Tour de Francia:
“Depende de él un poco, depende del Tour que sea… no lo sé. Físicamente ha cogido una madurez, hace buenas cronos y hace buena montaña. Puede estar, si no para este año para el año que viene creo que sí. Si al final consigue vencer este Giro, habrá dado un paso de gigante. La Vuelta la tuvo ahí, fue un palo importante, le ha costado dos años volver a disputar una gran vuelta pero está otra vez por el camino que marcó hace unos años”.
El “paso de gigante” que vaticinaba Miguelón lo acabó dando Tom Dumoulin el pasado mes de mayo en Milán. Y aunque Chris Froome no quiso vaticinar nada sobre el gran duelo que se viene el próximo mes de julio, la palabra de Indurain es clara: Ya está para intentarlo. Y la nuestra va un poco más allá: Debe hacerlo, porque el inglés busca, Nairo Quintana mediante, a su gran rival generacional. Bienvenido, Tom.
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