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miércoles, 9 de septiembre de 2015

Columna Invitada: Inmortales y planificación

El sancristobalense Marino García, ganador de dos Vueltas Independencia Nacional (1987 y 1988), debió ser exaltado de forma póstuma al Salón de la Fama del Deporte Dominicano. García murió tras ser atropellado el 21 de septiembre de 1990.

Por Vicente Mejía.-

La falta de planificación podría ser considerada como una de las causas por las que el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano no puede cumplir a cabalidad su misión de colocar en un lugar privilegiado y único a los grandes hombres y mujeres que se han destacado de manera especial, muy especial, en el deporte nacional.

Lo primero que se debe hacer es establecer reglas claras sobre la edad de los atletas, la edad en que deben ser considerados elegibles y, claro, su rendimiento.

Para medir a todos con la misma vara es necesario, fundamental, un banco de datos en el cual estén consignados todos, absolutamente todos los atletas, propulsores y técnicos.

Sin importar el deporte, en ese banco hay que consignar la vida del atleta con todas y cada una de sus hazañas y proezas deportivas.
John Figueroa Medrano también merece estar en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.

No debemos seguir escogiendo a los inmortales por simples referencias o favoritismo.

Cuando se habla de una entidad nacional, como el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, los atletas de softbol deben ser medidos o considerados con los mismos parámetros con los que se evalúan los de baloncesto, béisbol, boxeo, voleibol y cualquier otro. Igual ocurre con los propulsores y técnicos.

De no ser así continuaremos cometiendo grandes injusticias con quienes, como Modesto Figuereo, José Saint Claire, Joselito Ramos, Ramón Dorciné, Salvador Marrero (softbol), Blanca Iris Alejo (tenis de mesa), Soterio Ramírez (baloncesto), Ulises Valentín (lucha), Domingo Ramos (béisbol) tienen méritos para, al menos, ser considerados.

Y como propulsor igualmente hay nombres quizás olvidados que muy bien pueden sus acciones hoy ser recompensadas, entre los que se me ocurre mencionar a don José León Asensio, quien fue pilar sobre el que descansó gran parte del peso que significaba promover, fomentar y sostener el deporte en la República Dominicana; al igual que Humberto Rodríguez, Miguel Beato Cruz, Luis Manuel Bonetti, forjadores de grandes generaciones deportivas. ¿Por qué esperar para reconocerlos? El no haber considerado a esos y muchísimos otros atletas que por asunto de espacio en esta entrega no podemos mencionar, es una injusticia monumental, y con los cuales el país está en deuda.

Doctor Luis Scheker Ortiz, es tiempo de comenzar a enmendar y de dar el paso de avance con la creación inmediata de un banco de datos estadísticos, y quizás nombrar una comisión de admisión con conocimiento y calidad para evaluar sin prejuicios.

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