Cuando me encuentre encima de mi bicicleta
escalando largas cuestas, con duras rampas y desniveles infernales;
Cuando los kilómetros sean mis verdugos, la
gravedad mi carcelera y las quemaduras de sol mi condena;
Cuando la fatiga me haga preso de sí, el dolor y
el agotamiento me inviten a poner pie en tierra y renunciar a todo por lo que
he luchado;
Cuando la moral y el orgullo estén herido por no
poder responder a los ataques de mis adversarios;
Cuando los metros para coronar se tornen eterno
y no encuentre la cadencia adecuada para mantener un ritmo que me permita
avanzar sin que la distancia se me atragante en las piernas;
Cuando tome el bidón y solo quede un sorbo de
agua y la misma no sea suficiente para aplacar la sed ni el calor inclemente en
mi cuerpo;
Cuando busque en los bolsillos un trozo de
alimento y el mismo no pueda proporcionar la energía que demande en el momento;
Cuando retire las gafas de mi rostro y la
coloque encima de mi cabeza porque sienta que son más un estorbo que una ayuda;
Cuando abra el maillot para sentir el viento en
mi pecho como único refugio de la agonía y el calvario que esté viviendo en el
instante...
Justo en ese momento pensaré en ti amada mía, sé
que ese sutil detalle será la chispa extra que necesite para alcanzar la meta.
Así que tu cálida, tierna y hermosa sonrisa será mi amuleto y el arma secreta que
utilizaré en mis carreras (Amaury Vélez / Especial para De Ciclismo y Más)
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